[la médula de un amor precipitado que, a veces y sólo a veces; nos vive con una crudeza devoradora]
¿Y si no lo es?.
(en tres sorbos un café quemado puede ser bebido)
(en tres palabras puedes contener la respiración sin desahogarte)
(lo que no puedes es evitar la asfixia)
(ni el sabor a carbón hirviendo en la garganta)
Derramó unas líneas sobre las cuerdas del piano. Sabía entretenerse de ese, “el otro lado del instrumento”...
Es como un arpa durmiendo, decía mientras lo inspeccionaba con superlativo cuidado. Ni siquiera era suyo, pero su dueña disfrutaba con admiración las pasiones que él despertaba mientras se perdía en las constelaciones de aquella gigantesca caja de madera y sus curvas.
Creo que los remos fueron inventados tomando como referencia las aletas de las ballenas. afirmaba como si el inspeccionar las fibras esenciales del instrumento tuviese algo que ver con los cetáceos y el medio para mover un bote...
[claro que, tenía relación]
Le era imposible entender a la dueña la hilación que en la cabeza de aquel sujeto tenía lugar.
Ese día sin más, parado ante la puerta, sonriente y antes de ingresar, confió a la dueña la siguiente revelación:
¿Y si no lo es?.
(en tres sorbos un café quemado puede ser bebido)
(en tres palabras puedes contener la respiración sin desahogarte)
(lo que no puedes es evitar la asfixia)
(ni el sabor a carbón hirviendo en la garganta)
Derramó unas líneas sobre las cuerdas del piano. Sabía entretenerse de ese, “el otro lado del instrumento”...
Es como un arpa durmiendo, decía mientras lo inspeccionaba con superlativo cuidado. Ni siquiera era suyo, pero su dueña disfrutaba con admiración las pasiones que él despertaba mientras se perdía en las constelaciones de aquella gigantesca caja de madera y sus curvas.
Creo que los remos fueron inventados tomando como referencia las aletas de las ballenas. afirmaba como si el inspeccionar las fibras esenciales del instrumento tuviese algo que ver con los cetáceos y el medio para mover un bote...
[claro que, tenía relación]
Le era imposible entender a la dueña la hilación que en la cabeza de aquel sujeto tenía lugar.
Ese día sin más, parado ante la puerta, sonriente y antes de ingresar, confió a la dueña la siguiente revelación:
Hace cuatro siglos en el Japón antiguo, en un pueblo cercano a las costas del pacífico en la isla de Hokkaido, enfrentáronse dos guerreros; un discípulo y su maestro.
El alumno no entendía como aquel que fue su mentor se había transformado en un asesino que disfrutaba los humores de la sangre vertida en los filos de su espada.
Llegaron a un punto de la lucha donde sus siluetas se eclipsaban con el amanecer y el aroma de la hierba humedecida por el oleaje del océano.
El final de aquel día que nacía estaba próximo...
¿Y cómo pretendes vencerme?, cuestionó el maestro con una sonrisa de labios cubiertos de saliva espumosa y dientes rechinando. No veo que seas tú, quien de los dos porte una espada...
Y al instante de decir estas palabras, los globos oculares se le hincharon inyectados y con un enfurecido grito se abalanzó sobre su aprendiz con incontenta violencia...
La hierba en derredor de sus espaldas se blandía con el canto de la brisa; parecía que la tierra estaba respirando con calma después de haber sido enterrada en un profundo resentimiento que ni la muerte misma toleraría.
[la naturaleza no puede odiarse a sí misma]
A la altura de los hombros, los brazos del maestro se desprendieron; como arrancados de un tirón giraron por los aires antes de caer.
No cayó ni una gota de sangre.
Un corte limpio y perfecto...
No comprendo; es imposible... tú no...
Sin voltearse, el discípulo dio a su maestro la última lección.
Que no la puedas ver, no significa que ella no exista... vivirás para recordarlo.
Por esa única vez, la hierba se llamó a silencio perpetuo.
Si caminas por esos suelos tal vez lo notes; allí el aire corta al aire hasta hacerlo irrespirable...
Sin más y sonriente, entró en dirección ha por el piano, no sin antes frenarse en seco, dar la vuelta y...
Buenos días...
Ante la mirada impávida de la dueña, quien frente a tal descortés cortesía no pudo más que comprimirse en una gran especie de duda con forma de ramas de roble albo en un invierno de mil colores y ninguno blanco.
Sobre su eje giró el hombrecito, retomando la ruta del cordófono como quien acaba de pasar la página de un libro.
Que rico es sentir su fragancia por las mañanas.
No intentaba ser halagador, pero la estupefactez de ella era una estupefactez alegre. Tanto que cada semana esperaba a su entrenador de pianos para redescubrir esas nimiedades que al resto le parecen justamente eso.
Ella por el sólo hecho de ser la dueña no superaba en edad a la de él. Para ser objetivos y no deformar la veracidad de los hechos; ella añejaba un mes más que él. Suficiente para entender que aún siendo más joven, eso lo hacía más sabio, pero no por la biología de cronos, sino porque la de él, era una juventud dotada de una sabiduría antigua e inaccesible... incómoda.
Y esa incomodidad era la que despertaba esa curiosidad.
Claro que el opinaba todo lo contrario como era de esperarse ya que el tenía una honda curiosidad por ella sin que ella lo supiese...
¿Le llegó la nota con el recado que le envié?... Porque me fue devuelta... Creo que hubo un malentendido con- - el la interrumpió marcialmente apuntado con su dedo índice derecho hacia el techo y los labios pegados después de aullar...
Shhhh...
Y dando un leve golpeteo sintió el acto reflejo del piano que le contestaba.
La dueña vacilaba en silencio y pestañeando con cierta arritmia.
Aquí no hay ningún problema... No hubo malentendido alguno. Contesté a su nota con la celeridad que me fue posible esperando no impacientarla.
Pero ella estaba segura que no había ninguna contestación y se lo hizo saber con cierta seguridad de haberle hallado un desliz.
En el reverso de la nota señorita; allí le contesté ya que no tenía ningún otro papel a mano...
Al ir por la nota y revisar tal aseveración, ella se econtró con una desprolija letra manuscrita.
El alumno no entendía como aquel que fue su mentor se había transformado en un asesino que disfrutaba los humores de la sangre vertida en los filos de su espada.
Llegaron a un punto de la lucha donde sus siluetas se eclipsaban con el amanecer y el aroma de la hierba humedecida por el oleaje del océano.
El final de aquel día que nacía estaba próximo...
¿Y cómo pretendes vencerme?, cuestionó el maestro con una sonrisa de labios cubiertos de saliva espumosa y dientes rechinando. No veo que seas tú, quien de los dos porte una espada...
Y al instante de decir estas palabras, los globos oculares se le hincharon inyectados y con un enfurecido grito se abalanzó sobre su aprendiz con incontenta violencia...
La hierba en derredor de sus espaldas se blandía con el canto de la brisa; parecía que la tierra estaba respirando con calma después de haber sido enterrada en un profundo resentimiento que ni la muerte misma toleraría.
[la naturaleza no puede odiarse a sí misma]
A la altura de los hombros, los brazos del maestro se desprendieron; como arrancados de un tirón giraron por los aires antes de caer.
No cayó ni una gota de sangre.
Un corte limpio y perfecto...
No comprendo; es imposible... tú no...
Sin voltearse, el discípulo dio a su maestro la última lección.
Que no la puedas ver, no significa que ella no exista... vivirás para recordarlo.
Por esa única vez, la hierba se llamó a silencio perpetuo.
Si caminas por esos suelos tal vez lo notes; allí el aire corta al aire hasta hacerlo irrespirable...
Sin más y sonriente, entró en dirección ha por el piano, no sin antes frenarse en seco, dar la vuelta y...
Buenos días...
Ante la mirada impávida de la dueña, quien frente a tal descortés cortesía no pudo más que comprimirse en una gran especie de duda con forma de ramas de roble albo en un invierno de mil colores y ninguno blanco.
Sobre su eje giró el hombrecito, retomando la ruta del cordófono como quien acaba de pasar la página de un libro.
Que rico es sentir su fragancia por las mañanas.
No intentaba ser halagador, pero la estupefactez de ella era una estupefactez alegre. Tanto que cada semana esperaba a su entrenador de pianos para redescubrir esas nimiedades que al resto le parecen justamente eso.
Ella por el sólo hecho de ser la dueña no superaba en edad a la de él. Para ser objetivos y no deformar la veracidad de los hechos; ella añejaba un mes más que él. Suficiente para entender que aún siendo más joven, eso lo hacía más sabio, pero no por la biología de cronos, sino porque la de él, era una juventud dotada de una sabiduría antigua e inaccesible... incómoda.
Y esa incomodidad era la que despertaba esa curiosidad.
Claro que el opinaba todo lo contrario como era de esperarse ya que el tenía una honda curiosidad por ella sin que ella lo supiese...
¿Le llegó la nota con el recado que le envié?... Porque me fue devuelta... Creo que hubo un malentendido con- - el la interrumpió marcialmente apuntado con su dedo índice derecho hacia el techo y los labios pegados después de aullar...
Shhhh...
Y dando un leve golpeteo sintió el acto reflejo del piano que le contestaba.
La dueña vacilaba en silencio y pestañeando con cierta arritmia.
Aquí no hay ningún problema... No hubo malentendido alguno. Contesté a su nota con la celeridad que me fue posible esperando no impacientarla.
Pero ella estaba segura que no había ninguna contestación y se lo hizo saber con cierta seguridad de haberle hallado un desliz.
En el reverso de la nota señorita; allí le contesté ya que no tenía ningún otro papel a mano...
Al ir por la nota y revisar tal aseveración, ella se econtró con una desprolija letra manuscrita.
[...si me tardo en escribir es porque estoy usando un dedo (de cada mano del pie)
por lo que me tardaré así que...]
Cuando la gracia divina se vuelve pesada, en ese momento es que nos hacemos humanos.
Muy bien... muy bien... será mejor que me explique esto porque estoy, estoy...
Él detuvo sus labores, le susurró a su paciente le disculpara un minuto y se acercó a ella enmudecido hasta que la tuvo de narices. Entonces, abrió su boca para hablar, tomó aire, hinchó su pecho y cerrando su boca dejó sus cachetes inflados poco antes de exhalar parsimoniosamente sin dejos de resignación.
Satisfecho, volvió a abrir la boca sin quitarle la nariz de las narices y cerrándola de nuevo, esta vez se cruzó de brazos y... cerró sus ojos.
Se quedó quieto.
Ella ya no sabía cómo salir de su asombro.
Oiga...
Pero él no contestaba.
De pronto sin encontrar salida alguna ya que gritar de angustia no era una opción para una dama de su posición, hizo crujir el papel entre sus manos.
Entonces él abrió primero un ojo y luego entreabrió otro dejando que las cejas hicieran el resto.
Miró el papel crujido en la angustia canalizada de ella y le hizo un ademán con el mismo dedo con el que apuntara al techo, pero esta vez en dirección del papel trazando pequeños círculos con la punta.
Mecánicamente ella enderezo la nota y releyó sin poder detenerse por un rato.
Al darse cuenta de la fascinación de aquel juego, el tiempo había quedado suspendido.
Él estaba de nuevo inmerso en las dolencias del piano.
Este piano necesita tomar aire fresco. Deberían sacarlo al jardín de vez en cuando.
Ella no acababa de romper un embrujo que ya se hallaba hechizada en uno nuevo.
¿Por qué nunca toca Ud. los pianos que arregla?.
La respuesta fue categórica.
Porque no sé tocar el piano.
El paso del segundero del reloj del salón resonaba implacable.
[y es en esos momentos en que uno aborrece ese estar solo estando con alguien]
(pese a todo, algo siempre suele romperse para construir a partir de ello)
¡Aja!... encontré el problema... claro... sí, sí, sí... debí suponerlo... era tan obvio que de haber empezado desde abajo... seguramente me hubiese llevado lo mismo... como preguntarle a un riñón el nombre del médico al que le duele...
Él tampoco sabía nada de medicina.
¿Acaso de verdad le parecía a la dueña que se trataba de alguien con un potencial, un intelecto...
Si dice muy despacio “desproteger” suena a algo relacionado con dejar esporas o bien poros, aunque a mi me gusta más la idea de desporotar tejidos... ¿Ya le dije que tiene un aroma muy rico?.
Por supuesto que se lo había dicho ya, pero a ella le encantaba escucharlo de él.
No, no me lo había dicho. aseguró con un sonrojo al tiempo de reparar en las medicinas musicales. ¿Y cuál es el problema del piano?. Sacando de uno de sus bolsillos un monedero dispuesto a- -
Él la detuvo con sus manos antes de que pudiese sacar algún dinero.
El piano está bien... tal vez el problema seamos nosotros.
Ella en un desatino dejó caer el monedero y estrechándolo en un abrazo por sobre los hombros, lo besó impulsivamente.
Al alejarse algo sentida por su imprudencia, descubrió que él estaba con una lógica que nunca lo había dominado antes.
Sentía como si los tormentos de la razón tuviesen la errata de no haber comprendido nunca la grandeza de sus nones.
Una bocanada de frescura volvió a recorrer los labios del joven y anciano reparador de pianos. Uno de los ventanales abiertos de par en par lo devolvieron a este plano de acordes con que se juegan las músicas del universo.
Después de todo no hay tales leyes... afirmó sonriente llevando una de sus manos sobre la cabeza.
La labor estaba completa.
Pero no podemos comprobar si el piano tenía o no ningún problema ya que mi padre es quien lo toca y no regresa sino hasta pasado mañana.
Con un ansioso ademán de espera, el joven volvió a acercarse a su ya no convaleciente amigo. Le pidió en voz baja que le volviese a perdonar y que tendría sumo cuidado de las formas y cánones de ejecución.
Y arramangándose, empujó el piano hasta el jardín.
Maravillada ante tal arranque de naturaleza, se sentó a los pies de un naranjo que perfumaba dulcemente los demás sentidos y quedose viendo cómo el muchacho en un malabar... deslumbraba el entorno melodiosamente, sin tocar una tecla.
Incluso el verde de los pastos en derredor calló durante ese pequeño concierto de las sorpresas.
¿Quién iba a sospechar que en otros tiempos la flora redescubriría la magia de lo inaudible?... aquí concluye tu lección maestro.
Y dejándolo cubierto de lágrimas, el alumno despareció entre las sombras de los árboles.
Al despertar la luna brillaba sobre el jardín. El piano estaba dentro del salón. El muchacho no estaba... ¿Había sido un sueño?. ¿Cuánto había dormido?. Su piel parecía más tersa y madura que antes.
Entonces lo escuchó llamarla.
El perfume del naranjo todavía embriagaba el alumbramiento de la noche.
¿De nuevo se durmieron?. Preguntó él acercándose; a lo que ella respondió con rostro dubitativo mirando a los lados para ver a quién se refería y señalándose para sí como reformulando si era a ella a quién se refería.
Él asintiendo con la cabeza miró al naranjo y se arrimó un poco más.
¿Pasaron tantas primaveras?... indagó ella para sí.
Pasaron... confirmó extendiendo sus manos mientras ella, cómplice de su guardia baja, aprovechó el momento.
Pasamos...
Él la fue llevando hacía sí acompasando la corrección con su sonrisa en la de ella.
Así que ahora que soy minoría se aprovechan de mi, ¿no?. mirando otra vez al naranjo.
¡Qué fachas las suyas las de venir a manchar su omisión cual si fuesen nuestras!... ¿Verdad que no?. mirándolo con aquél rostro con el que presionara la nota con la respuesta de puño y letra en el reverso.
Pero no era suya la respuesta...
¡Noooo!... exclamó desbordante de alegría una pequeña damita de apenas cuatro años que corrió hacia sus padres quienes, parecía como si se estuviesen enamorandos por primera vez...
Papa... llamó la pequeña.
El padre, otrora médico poco entendido en medicina pero sí en pianos, se inclinó en cuclillas ante su damita.
Ella lo abrazó por sobre los hombros y le susurró al oído... ¿Hoy es 23 de septiembre?... El padre, con ternura, observó de reojo a la madre.
Sí... ¿Por qué?. desconociendo la trascendencia de la fecha.
Y acercándose más, la niña le explicó...
Hoy es mi cumpleaños... hoy el señor piano canta en el jardín a la hora que el pasto calladito, me escuchó entrar en el sueño de mamá abajo del señor naranjo sin desporotar tejidos...
El padre abrazó a su hija y la alzó. Tomó a su amada de la mano y acercándose al señor piano que y estaba dispuesto en el jardín, la sentó sobre el regazo de su madre, rodeó el cuerpo del instrumento, y una vez más le pidió permiso y disculpas por las molestias acordes la doctrina y elocuencia supuestas para ejecutarlo...
Ella volvió a despertar bajo el naranjo.
Él hacía un rato que la llamaba para despertarla sin despertarla.
¿Otra vez se quedaron dormidos?. pero esta vez ella lo trajo para sí.
El se sentó a su lado.
Tuve un sueño... Entre los girasoles de una violeta...
Bajo el naranjo comenzó a escucharla mientras sus manos entrelazadas reposaban sobre su vientre... el señor piano dormitaba en el jardín.
Entre los girasoles de una violeta, eclosionó ante unos ojos que con sus ojos, por vez primera reconocía en esencia cada elemento, incluso los que inestables molecularmente se trasforman en veneno.
Así me llaman cuando habito dentro de alguien...
(amor)
[o cuando toco en las cuerdas de tu piano un sueño]
por lo que me tardaré así que...]
Cuando la gracia divina se vuelve pesada, en ese momento es que nos hacemos humanos.
Muy bien... muy bien... será mejor que me explique esto porque estoy, estoy...
Él detuvo sus labores, le susurró a su paciente le disculpara un minuto y se acercó a ella enmudecido hasta que la tuvo de narices. Entonces, abrió su boca para hablar, tomó aire, hinchó su pecho y cerrando su boca dejó sus cachetes inflados poco antes de exhalar parsimoniosamente sin dejos de resignación.
Satisfecho, volvió a abrir la boca sin quitarle la nariz de las narices y cerrándola de nuevo, esta vez se cruzó de brazos y... cerró sus ojos.
Se quedó quieto.
Ella ya no sabía cómo salir de su asombro.
Oiga...
Pero él no contestaba.
De pronto sin encontrar salida alguna ya que gritar de angustia no era una opción para una dama de su posición, hizo crujir el papel entre sus manos.
Entonces él abrió primero un ojo y luego entreabrió otro dejando que las cejas hicieran el resto.
Miró el papel crujido en la angustia canalizada de ella y le hizo un ademán con el mismo dedo con el que apuntara al techo, pero esta vez en dirección del papel trazando pequeños círculos con la punta.
Mecánicamente ella enderezo la nota y releyó sin poder detenerse por un rato.
Al darse cuenta de la fascinación de aquel juego, el tiempo había quedado suspendido.
Él estaba de nuevo inmerso en las dolencias del piano.
Este piano necesita tomar aire fresco. Deberían sacarlo al jardín de vez en cuando.
Ella no acababa de romper un embrujo que ya se hallaba hechizada en uno nuevo.
¿Por qué nunca toca Ud. los pianos que arregla?.
La respuesta fue categórica.
Porque no sé tocar el piano.
El paso del segundero del reloj del salón resonaba implacable.
[y es en esos momentos en que uno aborrece ese estar solo estando con alguien]
(pese a todo, algo siempre suele romperse para construir a partir de ello)
¡Aja!... encontré el problema... claro... sí, sí, sí... debí suponerlo... era tan obvio que de haber empezado desde abajo... seguramente me hubiese llevado lo mismo... como preguntarle a un riñón el nombre del médico al que le duele...
Él tampoco sabía nada de medicina.
¿Acaso de verdad le parecía a la dueña que se trataba de alguien con un potencial, un intelecto...
Si dice muy despacio “desproteger” suena a algo relacionado con dejar esporas o bien poros, aunque a mi me gusta más la idea de desporotar tejidos... ¿Ya le dije que tiene un aroma muy rico?.
Por supuesto que se lo había dicho ya, pero a ella le encantaba escucharlo de él.
No, no me lo había dicho. aseguró con un sonrojo al tiempo de reparar en las medicinas musicales. ¿Y cuál es el problema del piano?. Sacando de uno de sus bolsillos un monedero dispuesto a- -
Él la detuvo con sus manos antes de que pudiese sacar algún dinero.
El piano está bien... tal vez el problema seamos nosotros.
Ella en un desatino dejó caer el monedero y estrechándolo en un abrazo por sobre los hombros, lo besó impulsivamente.
Al alejarse algo sentida por su imprudencia, descubrió que él estaba con una lógica que nunca lo había dominado antes.
Sentía como si los tormentos de la razón tuviesen la errata de no haber comprendido nunca la grandeza de sus nones.
Una bocanada de frescura volvió a recorrer los labios del joven y anciano reparador de pianos. Uno de los ventanales abiertos de par en par lo devolvieron a este plano de acordes con que se juegan las músicas del universo.
Después de todo no hay tales leyes... afirmó sonriente llevando una de sus manos sobre la cabeza.
La labor estaba completa.
Pero no podemos comprobar si el piano tenía o no ningún problema ya que mi padre es quien lo toca y no regresa sino hasta pasado mañana.
Con un ansioso ademán de espera, el joven volvió a acercarse a su ya no convaleciente amigo. Le pidió en voz baja que le volviese a perdonar y que tendría sumo cuidado de las formas y cánones de ejecución.
Y arramangándose, empujó el piano hasta el jardín.
Maravillada ante tal arranque de naturaleza, se sentó a los pies de un naranjo que perfumaba dulcemente los demás sentidos y quedose viendo cómo el muchacho en un malabar... deslumbraba el entorno melodiosamente, sin tocar una tecla.
Incluso el verde de los pastos en derredor calló durante ese pequeño concierto de las sorpresas.
¿Quién iba a sospechar que en otros tiempos la flora redescubriría la magia de lo inaudible?... aquí concluye tu lección maestro.
Y dejándolo cubierto de lágrimas, el alumno despareció entre las sombras de los árboles.
Al despertar la luna brillaba sobre el jardín. El piano estaba dentro del salón. El muchacho no estaba... ¿Había sido un sueño?. ¿Cuánto había dormido?. Su piel parecía más tersa y madura que antes.
Entonces lo escuchó llamarla.
El perfume del naranjo todavía embriagaba el alumbramiento de la noche.
¿De nuevo se durmieron?. Preguntó él acercándose; a lo que ella respondió con rostro dubitativo mirando a los lados para ver a quién se refería y señalándose para sí como reformulando si era a ella a quién se refería.
Él asintiendo con la cabeza miró al naranjo y se arrimó un poco más.
¿Pasaron tantas primaveras?... indagó ella para sí.
Pasaron... confirmó extendiendo sus manos mientras ella, cómplice de su guardia baja, aprovechó el momento.
Pasamos...
Él la fue llevando hacía sí acompasando la corrección con su sonrisa en la de ella.
Así que ahora que soy minoría se aprovechan de mi, ¿no?. mirando otra vez al naranjo.
¡Qué fachas las suyas las de venir a manchar su omisión cual si fuesen nuestras!... ¿Verdad que no?. mirándolo con aquél rostro con el que presionara la nota con la respuesta de puño y letra en el reverso.
Pero no era suya la respuesta...
¡Noooo!... exclamó desbordante de alegría una pequeña damita de apenas cuatro años que corrió hacia sus padres quienes, parecía como si se estuviesen enamorandos por primera vez...
Papa... llamó la pequeña.
El padre, otrora médico poco entendido en medicina pero sí en pianos, se inclinó en cuclillas ante su damita.
Ella lo abrazó por sobre los hombros y le susurró al oído... ¿Hoy es 23 de septiembre?... El padre, con ternura, observó de reojo a la madre.
Sí... ¿Por qué?. desconociendo la trascendencia de la fecha.
Y acercándose más, la niña le explicó...
Hoy es mi cumpleaños... hoy el señor piano canta en el jardín a la hora que el pasto calladito, me escuchó entrar en el sueño de mamá abajo del señor naranjo sin desporotar tejidos...
El padre abrazó a su hija y la alzó. Tomó a su amada de la mano y acercándose al señor piano que y estaba dispuesto en el jardín, la sentó sobre el regazo de su madre, rodeó el cuerpo del instrumento, y una vez más le pidió permiso y disculpas por las molestias acordes la doctrina y elocuencia supuestas para ejecutarlo...
Ella volvió a despertar bajo el naranjo.
Él hacía un rato que la llamaba para despertarla sin despertarla.
¿Otra vez se quedaron dormidos?. pero esta vez ella lo trajo para sí.
El se sentó a su lado.
Tuve un sueño... Entre los girasoles de una violeta...
Bajo el naranjo comenzó a escucharla mientras sus manos entrelazadas reposaban sobre su vientre... el señor piano dormitaba en el jardín.
Entre los girasoles de una violeta, eclosionó ante unos ojos que con sus ojos, por vez primera reconocía en esencia cada elemento, incluso los que inestables molecularmente se trasforman en veneno.
Así me llaman cuando habito dentro de alguien...
(amor)
[o cuando toco en las cuerdas de tu piano un sueño]
33 comentarios:
Volviste de la eternidad (eso es importante)y con algo que contar, mucho que contar...
(Feliz de leerte. muy)
besos, besos, besos
Ahora que sé el nombr, podré invocarlo?
"Si dice muy despacio “desproteger” suena a algo relacionado con dejar esporas o bien poros, aunque a mi me gusta más la idea de desporotar tejidos...".
Esta frase me encantó, la desprotección que se encarna en piel porosa. Tristemente encantador.
Un beso,
Val.
Si, queremos que tenga un feliz cumpleaños la sra hermana.
Y que lindo le ha quedado! Mas lindo ahora que tengo tiempo de leerlo.
Es cierto que lo del papel necesita un poquito mas de explicación. No se termina de entender la magia del papel.
Pero dulce si. Eso sí
Paréntesis,
Está como una niña repleta de alegría.
¿Que me fu ia a dónde?. ¡No!, como le dije en otro momento, me había ido a estirar las ideas (que por cierto, cómo llovió el viernes, con truenos y relámpagos incluidos).
PAra ser sincero creí que iba a ser algo más corto, pero éntre una cosa y otra, entre promesas, coplicidades y acaeceres personales, se hizo un tanto extenso respecto de lo esperado en un principio.
Me alegra que se sienta feliz de leer(me). muy
Por tres besos por tres y tres veces besos por tres, Paréntesis.
Besos
Erdosain,
¿El nombre?... ¿De quién?...
Me quedo con la dubida.
De todas maneras, sí, invoque. El poder de hacerlo está en cada uno de nosotros.
Un abrazo, Erdosain.
VerdeTanOscuro,
Una piel destrotegida (por más porosa que sea) es también una piel abierta a sentir a otro, sus emociones, sus virtudes, sus placeres, heridas, etc.
Una piel así mueve montañas de miradas ajenas con una sola sonrisa. Está incluso -me atrevo a asegurarlo- mucho mejor armada y preparada para enfrentarse a agresiones de quienes creyéndose más y mejor armados, "protegidos", se las ven negras cuando esa piel les sopla volándoles toda coraza como si fuese la hebra de una pluma.
Claro que mucho de esto depende de la esencia que esa piel contiene.
EN sus palabras dejó un poquito de su piel noto... venga, ánimos, que la piel empieza donde la piel termina.
Llévese un abrazo desporotegido y un beso de tejidos.
Besos Val.
Violeta,
(por esta vez y sólo está vez haré el humano -ya que un poquito cada vez menos soy, menos me sineto de cuando en cuando- voy a dejar pasar el desliz -o dulce tropiezo- en el que cayó)
¿Vio que le dije lo de la magia del papel?.
Pero bueno, así somos los campesitos, jajaja.
Espero que el escrito sea un buen provocador de lo bueno y malo que llevamos dentro cuando nos hacemos más cerca de lo que alguien nos creía capaz y para asombro suyo, ver que a nosotros mismos nos resulta algo sorprendente y no por ello menos gratificante.
Besos elefantes, Violeta.
"Está como una niña repleta de alegría"
sí,sí, así es...
besos (elevados a la potencia que mas desees)
Paréntesis,
Pero no sea amarreta che, comparta y cuente por qué.
Besos a la potencia del casquito.
jajaa. Que chusma resultó ser!! Cosas de la vida, nada en particular.
besos periódicos?
Paréntesis,
Podrían ser perdiódicos también, pr qué no.
Lo que no enteindo bien es cómo lelgó a esa conclusión.
¿Por lo de periódicos amarilllistas vinculados al chusmerío?.
Besos
perdon:
ajajjaa
puedo seguir riendome???
no te enojesssssss
besossssss
No me enojo... ahora no entiendo de qué tendría que enojarme...
(lo que acabo de notar es lo mal que escribí mi comentario anterior)
Besos
por la risa, por eso dije lo del enojo.
UD nunca escribe mal, además si se entiende ya está.
Voy a descansar...Nos vemos mañana sr NN.
Duerma bien, muy.(todavia no me decido entre tutearlo o no)
besos elevados y periodicos
No, no. Señor. Estenoesminombre es mi segundo nombre. Señor el primero.
De chiquito ya me llamaban Señor como a mi vecino lo llamaban Juan.
Y lo loco es que supo mi apellido. Sí, sí; NN.
Señor Estenoeminombre NN.
Pero me sorprende que se cuestione hacer algo que dejó de hacer.
No quiero solemnidades ni tampoco insolencias.
A las primeras la afrento con un guantazo, a las segundas con un pañuelo apra sonarle la nariz (y aprovechar apretarle las fosas bien fuerte).
Besos periódicos y buena noche Paréntesis.
Cuando lo leí por segunda vez, me quedó un gusto dulce dulce, igual que la primera.
Pero ahora (iré por la cuarta? quinta?) me deja una sensación tan rara. El rol de sus mujeres. Me gusta que la sorprenda tanto. Que el domador de arpas horizontales la tome tan por sorpresa. Creo que lo raro de mi sensación serían los celos y dulzura. Si, si, eso es!
Presenta un mundo muy mágico y resulta adorable.
Gracias Señor que no es este el nombre suyo!
Libélula,
Debo corregirla. No son el rol de mis mujeres. Yo no definí sus reacciones, las fui descubriendo.
Si no, fíjese como le zampa el beso la chica al muchacho y cómo queda este suspendido. Ella también es domadora.
¿Y es tan mágico como querer hacer de un piano un escritorio, comer pirulines a los 30 años, hacer trucos después de merendar, o saber que uno está en una foto aunque no aparezca?... jejeje.
(recuerde las incomodidades, los girasoles y la violeta)
Besos Lib
Si!
es cierto!
los dos son domadores!
CAsi tan mágico como todo eso. En el texto vi que había mucha mas magia entre ellos, no de ellos con los objetos.
me encantó que se le pasara el tiempo como en un sueño.
Me gustó una princesita como fruto de ellos.
Ese araerse san continuo y eterno.
Igual, comer un pirulín a los 30 me parece adorable! Y odo lo demás también.
perdon por mi tipeo, el dedo mocho no me deja escribir la t
=(
Besos Señor con otro nombre!
Libélula,
No se haga problema. Yo escribo igual y sin que alguno de los míos lo esté.
besos
Las sensaciones que provoca la magia en ellos, en los objetos y en ellos individualmente atrapa y hace desear esa magia en uno.La dulzura con la que describís la llegada de él y como le cuenta esa revelacion, es terrible.Me encanta!
En este escrito decís tanto y no de ellos, ni de magia sino de todo y hasta un poco más.Mostras las heridas de la piel, el deseo, el amor, el asombro que provocamos sin saber y el que provocan sin que lo digamos.
Escribís de una forma tan dulce y verdadera que dan ganas de mirarte. De mirarte a los ojos y ver o tratar de ver de donde sale todo esto.
No sé todavía porque hoy puedo decir y no pude el día que lo leí. A veces tu forma de decir hace que no quiera contaminarla con mi interpretación. Pero hoy al leerte nuevamente tengo ganas e decir.
Chau!
Te dejo un beso
Mi Otro Yo,
Hay un poquito de cada uno en lo que se escibe.
Lo bueno también es cuando alguien más se siente parte de eso e incluso, cómplice.
Me alegra que te haya gustado.
Gracias por tu palabras.
Besos Mi Otro Yo
Que le paso a tu foto?
se va poniendo violeta!
uhhhhm eestaba yendo... pero no queria dejar de saludar... ya volvere a leerlo...mañana...
besos!
Gracias. Algo de adivino o perceptivo tuviste.
Un abrazo,
Val.
Este..., se lo decía por esto: "Así me llaman cuando habito dentro de alguien...(amor)"
Le salió un girasól al ojo de tu luna!
Es una muy bella frase, escríabse algo!
te cambio la cara...
(una obviedad, ya sé...)
besos
Lib (1),
Muy cierto, está cambiando, un proceso evolutivo que por cierto no es definitivo.
Besos Lib
Charol,
Pase cuando pueda, lo bueno de obligarse a pasar es que queda a la vluntad de cada quien. Sabe que es bienvenida.
Besos y charoles
VerdeTanOscuro,
De nada. A decir verdad expresé mi parecer... bueno, la piel no me deja mentir... su parecer (la piel a veces es un tanto egoista, jaja)
Otro abrazo fuerte.
Besos V.
Erdosain,
Claro que puede invocarlo. Todo aquél que lo llame puede invocarlo.
Recuerde sí, que a veces el nombre puede ser el de ella o bien el suyo siendo invocado.
Y eso, siento, es lo que lo hace más interesante e intenso al ir descubriéndolo y aprendiendo.
"Como juego, el amor es cosa seria. Si no se disfruta no es posible ganar aunque perdamos la partida o nos perdamos dentro del otro."
Estoy como ebrio a la hora d edivagar, pero lo que estoy intentando es no definir sus reglas ni mucho menos su nombre.
De pronto me vino a la mente que se lo puede llamar Señor Naranjo o nota de papel traducida en la cuerda del Señor Piano, y provocar la invocación sin alterar su esencia.
Un abrazo Erdosain
Lib (2),
Escriabsaré algo Lib. No sé si utilizaré esa frase ya que encontré una que me llamó más la atención.
Y ya que estoy (y tengo ganas de divertirme y retar un rato, jajaja) aprovecho ya que la tengo a tiro, pero esto es para el resto:
No sean mandones o los pongo de fleco en rulo con parche en pluma y pestañas de ciruela... a ver si nos vamos entendiendo...
(jajajjaajajajajajaja)
Bueno sigo arando empachos.
Besos violetas Lib
Paréntesis,
Mozita, déjeme decirle que lo suyo es, de acá a la portería (pasando incluso por las de los edificios) ser arquera...
¡DEJE DE ATAJARSE!
Lo que sí esa cara, y esto si no me fallas mis magros conociemiento sde fotografía, es el negativo de mi rostro que igual, dicho sea de paso, muestra apenas un poco de lo que quiero mostrar.
Sí, sí, con cámara pocket y rollo para 12 exposiciones, jajaja.
Besos Paréntesis
[nota a presentes y ajenos]
Aprovecho para darles las gracias a los que se tomaron el tiempo y paciencia de leer algo extenso como este posteo.
Seguro habá quienes lo leyeron y no dejaron comentario. Para ellos también va mi agradeciemiento.
Besos, abrazos y saludos a todos.
[el tipejo detrás del ojo de luna y el ojo de girasol de estenoesminombre que se va por el momento, escuchando a Ella Fitzgerald...]
Tengo que decir de nada? Digo por ese agradecimiento a los que leyeron y bla bla bla.
En fin no hago caso y pidopalabras nuevas.
Besos sin humedad, sin este sol, sin esta cara de dormida.
Besos limpios y de colores para vos,aunque no sea tu nombre y si sean lindas tus palabras y sus esotericas combinaciones.
Sol y la neurosis
Giancarlo,
Tres palabras: ¿Lo qué?.
(que yo no sepa italiano no significa que no sepa contyar)
Escuche, el autobombo así no va. Si no va a traer algo con aire mediterraneo o dejar sentada su presencia (por disposición del de arriba... el del penthouse) lo quedo a afuera.
Un abrazo y bienvenido.
Sol y la Neurosis,
¿Por donde empiezo?.
Si no se siente aludida, no diga nada y bla bla bla.
Tampoco tenía que ver con el escribir y comentar cosas nuevas.
Besos climatológicos y de colores para Ud. también, que aunque no lo sabía, sí es mi nombre.
Besos Sol y la Neurosis
Pd: ¿Esotéricas?... bucaré en el diccionario porque la verdad no me hago una idea del asunto de las combinaciones de las que habla.
¿A qué se debe el cambio de imagen?
Violeta, es el color de la locura, bah, en realidad es el lila (pero sería sólo un problema de intensidad).
Besos.
Val.
Me reto o solo me dio esa sensacion?
Se me ocurre llamarlo "terror necesario", pero se me ocurre no más... vaya uno a saber.
VerdeTanOscuro,
Débese al consatne cambio po rel que uno va transitando. Cosa del ánimo siento que es.
Supongo qu eentonces se me podría considerar intensamente loco, ¿verad?.
(omitiré la risa esquizofrénica)
Pero no se preocupe que no soy egoista, si quiere, le convido un poco de ese color.
Besos V.
Mi Otro Yo,
Me sale a flor de ojo esa cosa de maestro ciruela. Pero lo hago con cariño, sepaló.
¿Le dio esa sensación?, porque puedo ser más severo. Y entiéndase con esto al nombre del llamado "Terror Necesario" al que refirióse Erdosain.
(sonría y deje la neurosis)
Besos Mi Otro Yo
Erdosain,
Comparto que puede ser llamado de esa forma.
Al punto que habrá notado lo invoqué ya que al llamarlo de dicha manera encierra multiples interpretaciones.
Un abrazo
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