Faro, faro, faro... Presentenmé oreja que viá hacé lucerito a sus aparelgias aquejidas por turnamento e individualirad. Repito; no se avalanchen pa´ elucubrar, que ando medio torito... yo, no hablo en loco... tengo matrícula.
Delimoneando fiebres con manecita de cuerda y reflejos de pez martillo entre diente y diente, así academiciaba con ciencia el curandero a los incalmos que esperaban matinales para consultarle oponiendo codo contra codo, entre también diente y diente.
¡Ajos para que los quiero!.
La fetidez bucal de la señora que le tenía enfrente con su lengua afuera, mordió la paletita ruborizada astillándola en una fractura que le encogió las mejillas hasta la sangre de un huevito y un deseo.
¿Cómo vivir siendo alguien sin traer el aliento de alguien adentro?.
[¿tú qué palabras detestas?]
Mientras lo piensas, mientras tanto de los tantos, y a propósito de algo que le provocaría picazón al galeno (entre una serie de cosas que cu sí, acontecieron para moqueo toraz de un ser reflexivista lejos del que uno quiere ser entre dedos y puntas de pistolas que amenazan que lo sea o si no, sí cu que; quisieran lo sea para evacuar la siguiente duda más allá del parentesco y el huevito).
¿Qué es el abandono?. ¿Es sentirse perdido o, estar perdido es mejor que sin rumbo hacia un lugar que puede ser alguien?... ¿es posible entonces que una persona sea abandono?.
Si un defecto tiene el hombre es hacer su existencia tiempo en lugar de vida. Esto no hay medicina que lo cure ni ralladura de luna con trombón a la vera de un té de cuadros quietos, quietecitos, como piernas diablo de dos décadas en el festín de una cacería acuclillada en el aire a mediados de unos tobillos lanínidos y abrigados al desnudo de una golosina observada sin microscopios.
[cuando algunos males se curan viendo fumar a una mujer satélite]
[pero moderación; las hay a quienes el caos les viste entre los mismos humos que de envolverte, ya no sabrás si es la niebla o sus piernas]
A mi no me vengan a pechear tosesitas mediocres... basta´e delirarse. Yo he curado pestes más postes que estas y nadie pudo morir sin contradecirme, ¿estamos?... el que sigue.
[operar con el susto es una buena anestesia]
¿No le duele aquí?... ¡Ay, que lástima sin dolor!... ya hasta ni eso se disfruta. ¿Cómo pretende conocerse si evade las virtudes a las que su cuerpo reacciona?.
Bestia entre lo parásito y rastrero de un estornudo por venir, muchos intentaron aventurarse a jugar con la vulgaridad de sus pensamientos, malformando miembros irracionales, involuntarios, hasta traducirlos en ideas apiladas en montoncitos de desidia y obituario; de recriminación insatisfecha, despechada.
Sin embargo, hábil como un frasco, el docto escuchador encapsulaba con asepsia esas medidas insolentes de raquitismo y atrofia espinal, al tiempo que tomaba escuetas muestras de las supuraciones segregadas.
A saber: De opsis u ops. Dícese del di to sin de, del que embolsado se encuentra una bolsita extraña dejada por error y o uno -aunque esto a quien hace la entrega le importa un bledo- la cual una vez vista, pero con B, permite determinar en ese preciso momento que estamos ante una... ¿de papel o plástico?.
Gilguera pelambre para un medioamanecer de itinerarios mientras, pronto a perder la paciencia ante el horror de tales preguntas, el médico desembota el taco caña de una cabeza aspirina que no cesa de oscultarle al tiempo que le reitera que cuando sea grande quiere estudiar la ciencia hipocrática para salvar al mundo a lo que el primero piensa encarecidamente: Palo de agua palo de agua palo de agua, Morite morite morite morite morite tantas veces morite morite morite morite morite, vivita venita arteria y coleando morite morite morita pat pat pat pat pat triarca tricia trilobite troglodita glotis ahogate ahogate ahogate ahogate te lo pido por todo lo que no respira, ahogate con agüita vivito y coleando enquistado morite matate matete con leche charquito bruselas coles colitis de do re mi mío tuyo suyo nuestro pedazo pedacito de carbón mareado morido mordido rabioso morite hacete y morite como perrito atornillado de tropello en rayo bicicletero... lluvia.
[sólo pensó en los primeros tres morite; el resto es licencia poética por praxis indebida]
Dotor... si muerdo a un perro que me haya mordido para por lo menos, morirme de alegría, ¿Usted me daría un certificado de salud?.
Pinzando quirúrgicamente la interrogante, las alucinaciones y fantasías purulentas recién atendidas y alojadas dentro de su propio sistema para elaborar anticuerpos, el torniquete no pareció más que provocar una indefensión inmunológica con vieses de coágulos imposibles de restituir por un soliloquio ante el trastorno del infesto preguntón quien, aspirina de seso vacante, casi se echa a llorar ante el paternal diagnóstico sentenciado:
¡Cachetazo de por medio entre tono y tono con alguna oscopía tendría que recetarte por tal desfacho técnico!, bramó poco antes de calzárse la bota extirpada para ver cómo le estilizaba la pierna y le hacía juego con el color de las medias.
Que tremenda mujer hubiese sido...
La minifalda negra se le transparentaba en el alma con la migraña de un espectro que la aspirina inoculaba entrando en un placentero coma.
[corsos compresas; plagas goteras]
Pilosa y simpática píldora-manera de convocar el irse de uno mismo.
¿Asombroso?. Es igual de idiota que un idiota en balde.
Imagina el desperdicio de un idiota menos en este mundo. ¿Te das cuenta la seriedad del asunto?.
¿Asombroso, verdad?.
Creer que los venenos son malos lo es. La gente se enferma por creer cualquier cosa. Incluso pueden presentar sintomatologías crónicas, palmípedas, si se las convence por ejemplo, que el que sean tímidas es perjudicial para su salud.
¿Asombroso?... ¡ES ABSURDO!.
(una epidemia de imbecilidad sería irrefrenable)
¿Me escucha?... ¿Hola?... ¿Puede escucharme?... ¿Dígame por qué tiene cara de indigencia?... ¿Qué?... ¡No le escucho!... ¿Cómo?... ¡Para nada!... ¡No me importa que sea sordo!.
Su tacto, impecable.
[temperatura rectal o, el intestino es un cerebro]
Dedicado a terapias alternativas, todo buen médico apreciado de tal, recurre a ellas. Algunas admiten la aplicación y suministro directo de correctivos indiscriminados a discreción, con supervisión calificada y bajo estricta reserva.
[después pregunte]
Que no hay curita que sirva para sanar su estado. Si el de arriba no dice nada, aquí nada ha a pasado y que todo siga su curso. Vamos, sea machito y aguántese...
Vieran cómo quedó de jetoncito el jeta por los paliativos. Parecía un sobrerelieve de berenjenas enamoradas.
Con el eco de un furioso entripado catártico que extirpó a suerte de nudillo y desbalance de mandíbula inferior fisurada con pérdida de piezas dentarias, la paciente destiló su pestilencia hasta quedar de puerto en vela a la brisa de un mar anestesiado.
El médico estuvo tres semanas en reposo con sutura de sales y perdida total de la conciencia. La morbidez de su rostro sin embargo mantuvo en ese período, una felicidad imperturbable.
Esto no era algo infrecuente.
Derivada a distensión domiciliaria, dejó el consultorio salpicada de roja alegría; aliviada de las necedades y burlas que la etiquetaban... pero a veces, la terapia falla.
[olvidó su huevito]
Despertó los beneficios de un placebo entendido como placer, libertad, plegaria y pliego de morales.
No se salvó, pero todavía vive; deambula conjurando deseos en frasquitos ajenos.
[abre, guarda, escupe, cierra]
La frescura de su sonrisa atentaba contra mis principios, pero uno se debe a la profesión. ¿O debía dejar que se convirtiera en una marioneta de mundistas?.
[la muy ingrata durante su convalecencia nunca le envió ni un ramito de flores]
Penarse a uno mismo y somatizar padecimiento... ahí tienes la respuesta a tu abandono que, por muy egoísta que pueda parecerte... es posible... y eso que tampoco yo regalo flores.
Sería bueno sí cu que, guardes en lugar seguro el presente indicativo en caso de encontrarte bípedas medicinas con posología genérica para la duda y potenciales efectos secundarios como la ingravidez de aspirar a un título universitario o parasitario en cuyo caso se recomienda una rápida atención y suspensión inmediata del medicamento en la medida que el sanador de turno y/o familiar lo considere pertinente acorde la necesidad que se tenga de ello o bien su carencia.
Toritos, brindemos con la sonrisa que nos queda... y la siguiente.