la chica cereza se pasea por las cornisas como quien anda blandiendo sombrillas para dejar a la vista los destellos que se encienden en el interior de todo aquél a merced de su nombre.
ella sabe cómo te llamas...
ella sabe cómo te llamas...
la chica cereza tiene su habitación hecha un desorden.
Es que si no, no habría caos y el mundo colapsaría, dice remediando el entrecejo de quien desordena sus razones y una vez hecho esto, le agradece por contribuir a mantener el balance.
no es todo tan finito como lo pintan.
los gordos son gordos, y serán gordos. (pero nada ni nadie es absoluto)
aplícase el absoluto a los que fueron alguna vez.
la chica cereza es una prodigio. canta en lenguas muertas y no nacidas, en su cabeza yacen los pensamientos de todos nosotros, los olvidos, los amores, los miedos, los sexos, los males, todo; tú sólo nómbralo...
es por eso que nos observa y juega en el doble filo de las cornisas.
Ay, mi pelirroja cholita con corazón de palta...
deshójase con espartana terneza.
la chica cereza tiene un hueso al que resopla hasta hacerlo aullar.
(un corazón de pétalos atorado en su garganta)
¿A dónde vas cuando te has llegado de donde viniste para irte hasta aquí?...
[que no te sorprenda si urgida pide la hora y se sienta a esperar con una sombrilla sobre su hombro]
la chica cereza tiene poco tiempo...
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