24.7.06

en el menor de los azares

Algo me hace galope en los paquetes que, entre lágrimas, cuelgan meditabundos sobre una coronita de recuerdos.
La mano que quiere pintarse a sí misma tocando un radiante cielo negro como si se tratase de una caricia divina. Que poco conocen los universos de los primeros dioses que intentaron crearlos. Entonces se hacían llamar simplemente con la palabra inicial de su origen.
Así fue que tenían, con un vocabulario un tanto despatarrado, una comunicación algo defectuosa, lo que devino en creaciones que... bueno... omitiendo algunos reflujos de pestañas y biologías mecánicas, acércase hipotéticamente a éste que de alguna manera nos es propio.
Tenían sí, la suficiente autocrítica como para saber que así, el fracaso era seguro y la responsabilidad no caería en uno solo, lo cual dábales un cierto alivio neurótico.
De esta forma, Tenían Así cada quien, resuelto unir fuerzas. Uno sostendría las luces, el otro tomaría las fotografías. Era esencial en principio tener pleno dominio del espacio.
Lo segundo a contemplar era el tiempo de elaboración y su fraccionamiento. Fue menester a dicho efecto asesorarse debidamente con el entonces hacedor de agujetas cuando quien en un apurado intento por subir tres escalones y medio de una zancada, tropezó equilibrado con la nada y descubrió debajo de los chichones de la caída, que al tiempo, siempre hay algo que debe restársele aunque crezca...
Este fue el ingrediente que aportó Cuando Tenían necesitó diagramar asociativamente el tiempo a los demás elementos, incluyendo la cocción de la que se encargaba Así.
Negociando por un precio justo, obtuvieron una rebaja en ciertas especias de segunda, es decir, con vocales en segundo orden, que al atisbo de notarlas por encima de ellos, optaron por destruirlas con un sistema de palmas donde todo lo que estuviese en medio, estallaba.
Volvieron a la mesa de trabajo, reescribieron conceptos, redefinieron bosquejos, replantearon la incidencias de la combinación espacio-tiempo y... con un poco de trampa, arrancáronse cada uno un pedazo de su ser y, lanzándolos al aire, los pulverizaron de una palmada (combustión).
-¡Así!.- gritó uno mientras Así lo miraba revolviendo la fragua.
El salón estaba cada vez más iluminado, más repleto. Destellos, pequeñas chispas segregando nuevas formas, se esparcían sobre el ambiente. Uno de los presentes afirmó que se trataba de la inconclusa teoría de la “contracaptura del movimiento”, que difiere sobremanera de la “inmovilidad de lo quieto”.
¿Cuántos campos de girasoles pueden cohabitar en un solo girasol?...
Aquello que comenzaron, soplando una diminuta partícula de lo que no era; echó a crecer, y a desarrollarse. Tanto, que-- -¿Girasoles?.- interrumpió uno mientras el resto miraba al que formuló la interrogante... Rápida y heliotrópicamente corrieron en busca del libro de recetas. Entre manos, gritos y quejidos, volcaron aquello con todas las señales y botones necesarias para guardar fielmente y como era usual, una descripción impecable de los hechos que determinaron la catalogación de una existencia que acababa de ser accidentalmente celebrada...
Antes que la luz y la oscuridad, primero, fue la pregunta...
Y a posteriori todos, las copas alzadas, brindando, festejaban vitoreando la respuesta:
¡GIRASOLES, GIRASOLES!.
Aquello se hizo inconmensurable; tanto (y aquí el libro prosigue desde dónde se lo interrumpiera) que los que por entonces se llamaban por el inicio de su palabra de origen, quedaron pequeños a las cueces de sus creaciones.
Tanto, que se transformaron en palabras. Palabras no sujetas a ningún estado.
A los manteles del apetito de una larga labor, aquellos que dejaron de ser, sentáronse a la mesa para cenar, bajo los albores de un infinito compuesto cuyo dominio, al tiempo que los observaba ajeno, lentamente los albergaba hasta absorberlos.
Dirás que esto no es más que una pura y absurda fantasía, pero recuerdo el golpeteo de la cuchara de madera de Así, dándole con la panza en el mano pintada de Dónde al intentar este -Este, que era algo inquieto, ese día estuvo sumamente calmo; como desprendido de sí, enamorado...- alcanzar la fundición de una joven principiante que optó por cultivar un rincón rodeado por un sueño que tuvo al encontrarse con su creación antes de ser concebida y llamarla por su nombre en un sonido irreconocible...
Sin embargo Tierra tenía plena certeza de algo que aún le era desconocido... y no, no somos nosotros.
Que Este no había olvidado lavarse las manos, que prefería, sonriente, llevarlas llenas de ella.
Tierra ama a Este rinconcito del corazón... pero las manos Tienen que, o el mismo se las lavará.
Es en esa estación, en ese paso que nos detiene y recorre por dentro que, cuando decidimos, abrimos lo más íntimo de nuestros miedos y nos llenamos.
La panza de un alma satisfecha y la de su mano intentando alcanzarte.
Creerás que la mano pintada es irreal, que la tuya lo es menos porque te sostiene la sien, te rasca, te acaricia... y es la mano de alguien más.
Parecer un juego ilegible puede, pero... ¿no te divierte?.
¿Cómo explicas que un adulto deje huellas de pies pequeños al andar?.
Al galope de tus arbitrios, lo que aquí permanece en palabras, alguna vez fueron dioses.
(seis individuos con una letra)

1 comentario:

Daf Nud dijo...

buenas!!! che... tengo una duda... si este no es tu nombre entonces cual es?

bue... chites malos aparte... gracias por firmar... (habra sido hace mucho que firmaste mi blog y no se como llegaste, pero sos bienvenido!!)

hasta la proxima!!