1.6.06

hice el amor con una mujer

Y tuve miedo.

En su lugar me vestí de guante y sin dejar huellas, me fui yendo hasta desaparecer.
(desaparecerme)
¿Que cobarde no?.
...y no.

A la espera de un milagro se me aparecieron tres borrachos; Gaspar, Melchor y un jujeño que indagaba sobre la importancia de no tener nombre y cultivarse, mientras asintiendo erráticamente con la cabeza, se golpeaba un lado de la sien con la punta de su índice izquierdo...
"Sí... leer es bueno.", decía.
...y no.

Y no sabré cómo volver sobre mis pasos, pero sé que no pueden volverse atrás.
Aquellos que regurgitan sobre las miserias del recuerdo y se babean "mirando siempre hacia adelante", no reparan que caminan de espaldas y siempre están de frente al pasado que no tiene que alcanzarlos; porque lo arrastran.
...y sí.

Tal vez me quede con esta sensación de perro ancho a la deriva intentando rescatar lo único que queda de su amo... un fémur para mi deleite.
(o el hueso que guardaba en el corazón)
Ya no quedan héroes. Al último lo encontraron ahorcado en una pesadilla con el tejido de su amante.
Como mi mano despedazada, sin piel, descarnada, con algunos huesos a la vista. La muevo y siento el aire fresco sobre las heridas.
No me duele.
...y sí.

¿Quién era ella?.
Ella son sus ojos.
Dos puntos a la misma altura no se escriben todos los días.
En la dicotomía de cómo mantenerse unido, uno se bifurca.
Casi repito los puntos a la misma altura.
Y repito:
Sí, un cobarde.
Leer no es bueno.
El pasado ahoga, pesa; el recuerdo ata, tensa.
Me duele.
...y no.

Esto que siento lleva su esencia, su nombre.
Está ausente y no.
La pienso con gratitud.
La extraño.
...y sí.
(la extraño)

Ahora soy un fragmento en su memoria, y está bien.
Abrázala para que no le seas arrebatado por tu propio miedo.
Cada quién es su amor, su miedo, y ella.

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