30.12.06

black tomato

Cirro de sangre en claves menores me brota.
Incapaz de nutrirla con amor, entre las tonalidades grisáceas y humorosas de sus ojos en mis lágrimas, todo color que veo se trasluce violeta.
Elefante girasol con dolor de memoria.
[una oreja caída]

Pactar el diablo tantos años de su eternidad para que viva.
...nazcan miedos nuevos a los ya muertos en las pesadillas de tus almohadas...
[lo eterno no existe por siempre]
piel de corazón [negro]
corazón tierra [barro]
jazmín y aroma [negros]
niña con miedo [blanco]
perderla, no nacer [tener color ninguno]

Sobre la mesa un tomate de sonrisas.
Al menos así era el rostro de aquel hombre ante las más diminutas manos que podían abrazarse a su pierna.
[perdona si lloro, en apariencia sin sentido, y no te explico]

Es un sueño, es sólo un sueño, nada más que un sueño.
...y no es.

Está en sus manos, en sus manitas de noche, un tomate negro; pronto su nombre se convierte en el de una hija.
[mi hija]
[y el sueño de mi tomate negro pidiendo upa]

Si no come con panza me dará barrigas.
[es hermoso hacerla reír]
Esas inquietudes de los niños y su corretear curiosidades.

Y sí; tengo miedo.
“Procúrate amor como con el cual has amado.”
Esas palabras son feas; no me gustan, encandiló pequeña y respondona.
“Ama”, suena mejor, aseguró.
¿Ama?... ¿Así nada más?... ¿A secas?...
¡SÍ!... como el zorro cuando encontró al elefante en el jardín dormido.
¿Dormido el elefante?...
¡Dormido el elefante y dormido el jardín!...
¿Y el zorro que hizo?... ¿Los despertó?.
¡Nooo!... (tras una silenciosa pausa, estirándose en puntas de pie, bajando la voz y apretando fuerte la pierna, susurró) El muy zorro, también se durmió...
Shhh... entonces no hagamos ruido, a ver si se despiertan...
Jí, jí, jí... sí, shhh, shhh…
¿Y qué palabras te gustan?.
Las que te escribí cuando dibujé.
Ahhh, y que nunca me dijiste.
Y no te voy a decir, jí jí jí.
[sólo ella y tú lo saben]
Pero reírme me gusta.
Esa no es una palabra.
¿Dice quién?, mirando de lleno con sus grandes ojos y su pera en la rodilla.
Dice quien que dice un oso señor dice con muchos libros en su biblioteca dice que la risa es palabra dicha dice pero no así su sonido dice reflejo de una onomatopeya DIZ o fonema estrepitoso que dice determina dice un exaltado estado de ánimo o bienestar del alma dice...
[con severo entrecejo y falta de cautela sin sonrisa]
Ese oso no sabe nada. Es un tonto... ¿Te gusta mi vestido?.
[cuando provienen de su instinto, las sentencias son tan cálidas y aprensibles]
Evitar sonreírme esbozando aquellas razones tontas del oso señor corregido por el aleteo de una prenda florida en su alegría no pude.
¿Y te gustan mis sandalias?, caminándolas para admirar su andar alípede.
Te quedan muy lindas y el vestido es muy hermoso; me gustan, sí.
Me los elegiste vos... volvió a confiarme en secreto de manos al oído.
¿Yo?, ¿Segura?.
¡Sí!, porque yo cumplía así (gesto de mano con dedos) y me lo regalaste. ¿No te acordás? (puños a la cintura y mirada inclinada).
¡Ahhh, cierto!... ¿Y segura que así?.
Sííí, jí jí jí...
Alzándola en brazos pareciera que uno es puramente una invención suya, que es uno el que se deshace acurrucado en ella hasta que- -
Bueno, bueno, bueno (apurada, como soltándose, buscando su sombrero y, uno que tan cómodo, medio en broma no la suelta)
¿Te traigo una flor?.
Me encantaría.
Bueno, entonces te traigo a mamá... y allí va ha por ella.
[en su ya vengo de muchos años, trajo cada cosecha su sueño de tomates]
[tal vez si despierto, nada de esto sea]
[tal vez nada de esto es]
[pero no nos somos ajenos]
Tú, ¿en qué colores ves al amor?.
[sí; no distingo un sueños de sueños, pero los sé compartidos]
Este es nuestro absoluto.
Esas palabras también me gustan...
[lo que sólo ella y tú saben]

23.12.06

رغبات

...sin religión, cazaré uno a uno si...

(discúlpenle)

es su corazón.

llora y reza en una lengua que ningún dios habla.

sólo ella.

[black tomato intro]
cierra los ojos y deja abrirme dentro.
(sé que no es tu deseo)
...por eso soy yo quien te lo pide when you wish upon a star...



رغبات = (ár.) Deseos.

17.12.06

combivant

Su tobillo en diapasón de luz caminaba con puntadas
[robo - persecución]
Unforgettable.
Y el “sí” de su cabellera.

¿Por qué la vida por sobre cualquier otra cosa, a veces importa tan poco?.

Rechina.
Pero es la forma en que de reojo su mirada piensa lo que escribo cuando, entre garabatos movidos, niega haberlo hecho; pero sonríe.
No hay ingenieros para trazar los senderos del alma.
Escribo guiado por la noche dentro de ella.
[y oigo los pasos de sus tobillos]
Su mano medita tan-tán la silueta de la sombra y el cantar; pecho flamenco, mano meditabunda y mis dedos...
Debe detenerse.
[inspira]
[respira]
[susurra]
y no digo; tacho lo que me disgusta.
(sigo tachando)

Faraónica sobre su vientre, el cielo sin estrellas la devuelve al reparo de su respiración profunda y preguntona: ¿Qué es lo que escribe?.
Mercedes hace cuna del remanso que abraza el agua tierna de una boca.
[piano]
[espía a las nueve en punto]
Reclinada en el neón permanece henchida.
¿Qué amante llegará a comprenderla?
[cada día mis palabras salen más toscas; torpes son desde antes]
Recoge su bostezo a cinco dedos y una lluvia que sólo cae al frente de mis ojos.
Cuando la inspiración cae, hace ruido y deja borrones.

...lo que es a la punta de una aguja con tinta para un crudo de carne pequeña y vivaracha sin masticar, pero atragantada en el esófago... ¿cuál era la frase?.

[y hacer una lista absurda, entretenida y no menos distractora]
Rescribir viaje con morocha (tomar en cuenta para el color del cabello que estaba oscuro); cuento concurso cubito sopa (espantar engendros de mosquita) usar notas tomadas; advertising torso; rebanar la nuca por entre la primer y segunda vértebra; despuntar un ojo (el derecho); pelar la etiqueta del frasquito de veneno para el aderezo; dejar de hacer estos bosquejos como si tuviesen un sentido y que parezca a la mirada de la chica del mate, la tal Valeria de remera roja y anular contraído (en matrimonio), algo ocupado.
[para arrancar tres hojas por capítulo de una pulgada cuadrada de tu piel]

“Sí lo agarra lo mata.” Sobrentendido que se habla de un hombre para con otro... ¿por qué se sobreentiende?.
Dos mil cien horas para desplazar una constelación; tres millones de toneladas de agua para albergar vida en una pecera; un parásito para dejar ciego de por vida a quien deambula desprovisto de luz alguna; un juguete pobre para un niño pobre y bullicio de sonrisas... ¿Qué había en la bolsa?... (tal vez su vida) ...presentes.

Su reflejo, al del otro lado de la ventanilla me pide permiso.
[los dientes de las hojas cortadas mordisquean las costuras de tus envolturas]

Sorber y soñar ofrece contrastes ideales para el pasajero frecuente; tanto como hallar unos labios húmedos en un pétalo de flor.
A veces y sólo a veces, el hombre no tiene espacios suficientes para escribir. Cuando eso ocurre los- -

[hasta aquí las dimensiones de tus tres hojas de pulgada cuadrada de piel]
No te quejes.
[es mucho mejor que una pulga en un asiento sucio, alimentándose del tobillo insonoro de un musical hueco que aloja tintas con inservible estanco, rothschildescos delirios de grandeza y alitas de ganso]
[sí; el ganso muerto y con nombre de araña con investidura]

¿Largo como un sin fin de principios sin nudos?.
Que no necesites nunca que te haga alguien el favor de acorbatarte con cuarto menguante.
[esos dos cuernitos son de temer]

Cuando bajes de la habitación, no mires a la mujer, desciende con cuidado y, si los ojos rojos se mantienen cerrados, no - mires - a los de la mujer... resiste o devorará el luto de tus pasos.
[que tanto se tarda una esquina en desdoblarse de tráfico]
[encrucijadas]
[el fantasma de una métrica sistemática e hilos telegráficos]
Se la distingue mejor en ausencia de uno -apagada- como una niebla que nos embebe y se embriaga de nosotros.

En el rodado puntillismo de sus talones flotando, los dejó -puntos suspensivos-

[parados]

11.12.06

globitos

Si reta hipérbole la trimúltide nemecta enterra la plaquetona n´el cuadratángulo´onde el homómido peoma refracciona.
Una glorieta tusarte... besuleame, ripió al uso zárate de los tulleríos.
Bando bombín a la nazipanza. Adolfp supinando en cachas, setas y holas.
Cuí jofaina para le escuchia que, abrupte, imbita a la camalote shupe german loto, en cuatreriente galopa de celulintástica cielada lindorosa...
Un limonero al par está fungucida; gaspar sin marquillo, aguesura montada al estribo de su amante quien, desencalzado -le amanté y lamantella- no le guardaba rencor al frío, mientras Cascarita grass no grass herida, manduca las fenomenomancias de fonemas absortos e inexactos.
Fuipacha y hoy soy caix.
[lema filamento]
[pelusa de sanguinaria]
[y alistaba uno que no fue día en su libretita]
Hajime de flor en pubis, escupía cerebritos.
mimorrománticamente Macelo “R” & auténtico abrevito de imagen sinos ni cierrazón tonta; fleta hundición y un parentes; sí.... uno punto suspensitorio demás.
[martes; renderizar cadavería]
[golem]
En el interior del corazón de un árido desierto inhabitado, con arcilla, tierra y cal, lentamente brotó de las entrañas piedras, ablandándolas cariñosamente, erizando su pelaje. Cuándo; eso es algo que subyace en el olvido. Solo, inició un largo viaje a pie en busca de otro como él, o ella. Su género, no había forma de descifrarlo sin otro ser con el cual compararlo.
Caminó hasta dar con las aguas de una costa marina, pero allí no se detuvo; continuó su marcha.
Recorrió los océanos hasta llegar al extremo opuesto de aquél dónde floreció.
Ya no era una criatura elemental, una marioneta. Las aguas habían hecho arder la cal, fundir la arcilla y remover la tierra...
En ese paraíso sentíase vacío; y no tenía un lenguaje con el cual poderlo expresar.
Miró a su alrededor y en un instante, a mitad de un parpadeo, algo arrancó de su pecho una costilla. Lo inconcebible había dado frutos, el viaje y encontrar a un igual, habían terminado.
Estaba por depositar a ese nuevo ser, cuando reparó que su ciencia había fallado; era perfecta, pero con averías. En un estrépito, no pudo más que aplastar a esa novel criatura de un soplido.
Dejarla sola en ese paraíso, junto a un cadáver con el pecho destrozado, hubiese sido cosa de gusanos.
Interceder no es un acto divino si la mano de un dios interfiere con la naturaleza.
[márgenes]
¿Por qué para cada día, hay que tener una esencia o combinación de ellas?.
Atípica pregunta de examen par ala vida; pero con ella despertaba hacia su rutina. Los años que lo convirtieron en parte de un folklore ajeno hasta de la misma fauna del lugar, parecían no haberse transformado en tejido adiposo de su envejecer.
[Ciudad de Canales]
Hospital para no vivos. Allí dividía su tiempo. Una mitad al servicio de la salud; otra con una clara vocación de asesino a sueldo.
Movía los objetos cual piezas de ajedrez, tomándolos por los bordes superiores y suspendiéndolos. De la misma forma se desplazaba.
El carrito rechinaba por el corredor como era de costumbre, a las 7:05 de la mañana.
Habitación 302. Confesión. El placer de sabores que curan.
[preludio par aun agasajo]
Eseésemo José, furibulante entendedor de mentiras y enfermero, historiaba disfruterilmente de marcialidades palmídedas. Claro, siempre que hubiese una Marcia -le daba igual si era china- que le comprendiese.
Con apenas un dedo surgiendo de un sahara, después de quién no sabe contar un olvido de años, a Golem –resignado al destino de una rebeldía eterna- no le hacía ninguna gracia.
[estaba, noventa y nueve borbotones de mercurio, perdidamente enamorado de la china]

Que alguien durante su vida, sea más joven primero y luego más viejo que quién aún no es... no sé qué sea, concerniaba tesináticamente Hajime de pubis en flor, observando de cerca la punta de aquél dedo enterrado.

[sumérgete mirando la superficie al decir estas palabras aguaceros]

Sabe nadie por seguro que hallemos o no esa respuesta.

4.12.06

say no more

Comme alternadas capitales minúsculas y pronouncing exquisite, no se piense en C (sí) H (aidj) G (grace, greis, grass, gars... ¡GRIS!).
Puvemosí´maginar la pena oscura de cordel que llevan como prenda those who vennos cual pajaritos.
But (si dijese "culo" habrían pensado en fortuna y nada peor hay, que creer que lo azaroso y el trasero, tienen aptitudes para perificar las ideas, especialmente cuando se trata de prognatos o dioses arameos) la vera veritá es silvio (oltra, oultra, ostra, outra... ¡Uds. mintienden!; si nomintienden, mientanmé con sabor a menta, pero no minen con su juicio las razones de un silvio).
Que cuando dije -donde no digo- A tout a l´heur!, lo senté con pelos y señales, con título y todo.
Discrepar al leer es como escuchar un tango, un continuo copy paste del crear y el procesador de texto versión nueve punto cero punto dos ocho uno dos, pero para los dedos non es lo mesmo... extrañan al Word Star y al callito.
Parecerá raro, pero cuando los pongo dentro de un vaso lleno de vino, se calman a costa de empuñar barbaridades contra el troquelado, la tarjetería española y las maquetas, especialmente las de barcos adentro de botellas.
Al ritmo de tan versátiles coreutas, pasan al membrafónico ensamble de dar cabezazos contra la mesa hasta roncarse. Tras respirar profundo, ahí -entre moretones, vestigios de maldecires y ronroneos, exhalación- en ese posterior aliento es cuando los mojo en tintas y les ayudo a escribir como si no supieran; muy lento y con trazos finos, para no despertarlos.
Hay que entender que, no son más ebrios que un niño.
Y por mi nombre que quien infiera un idilio entreverado con parnasos, se las verá de agujetas con cuerda de violín trenzando sus labios antes de sonar las últimas notas y que la música toda de ese cuerpo, se rompa.
Toca despacio tus palabras cuando el agua esté más blanda que de costumbre... los cómos del silencio acechan al arponeo de pisadas débiles.
Vuelve cuando quieras, pero no me esperes.
Mis razones (una señorita inglesa molto sensitivista y de raíces enlazadas con el vestir de su piel) son estás y aquellas.
Mine heart is un petit peu kind of tired und refritao de paciencia. Escriver viá escriver mais con uma perspectiva egoishta para algunos, moishe para otros y para los más, o menos -eso no lo calculé- con floreado amansar de solitud (síndrome de la isla desierta). Que al final no hay ninguna; incluso una muy pequeña perdida en el pacífico, tiene pista de aterrizaje propia, yo lo he visto, desde arriba (apuntando con el dedo índice y estirando bien el brazo hacia el cielo). Podría haber apuntado a tu ombligo, claro, pero entonces hubiese tenido que elaborar la cardinalidad de sus puntos reflejados hacia adentro, absorbiendo todo registro geográfico en sus endiduras y contracciones, en la huella de un dedo, de ese índice, que lo recorre a medida que se pierde adentro.
Voltereta a las fuentes...
La mía, y la de ir por los cielos de un ombligo.

30.11.06

parálisis

tendida de brazos, postrada, la urbe cierra sus ojos cual animal pasada la cacería.
(el ser cazado)

caminaba porque obligábanle a hacerlo.

nada de eso impedía que pudiese detener los cuatro gravitares de su corazón.

era nadie; una presa inmóvil.

dispuesta a acorralarte por el parpadeo de un latido; cuídate de sus derrumbes.

26.11.06

advertising

Anímese, innove, reinvente las posibilidades de su producto creativamente.
Sea usted, producto de su propia originalidad. Inténtelo, y haga historia.
Si no está conforme con los resultados transcurridos 30 días, muchas gracias y siga participando
[Durante la duración de la campaña de promoción del producto la empresa se deslinda de toda responsabilidad vinculante con problemas óseo-musculares en la zona lumbar, como así también de los costos de materiales de impresión e imponderables que pudieran surgir en detrimento del cliente, tales como desnutrición, fofismo, supradesarrollo mamario, impotencia (o que ya no vuele el pajarito) y quiebra, entre otros]

20.11.06

puercoespín

aquijado en un cúmulo de noche sobre el río, la muralla sembrada a los pies de divina agnese para una tragedia se dejaba pisar como sombra caliente en espuma de canelas y crema suave; como labrado aguijón y menta de labio.
una bolsa negra. no muy grande. lo necesaria para envolver una cabeza que no sepa su destino. respira. crepita una bocanada interrumpida.
en tirabuzones de rodilla, tobilla, talón y dedo gordo de cada pierna, silbaba el aire al danzar la deidad con sus pequeñas geta de madera sobre metales blandos a la caricia de una sonrisa niña que alejándose nos convierte en su primer novio.
juro que si fuera albertario azul, conduciría con mis panzas las de los cuatro estómagos y un bólido manco en rulemanes.
En París están prohibidas las edificaciones de más de siete pisos...
el calor se hace más propicio para gestar humedades adecuadas a ciertos trópicos de flora dentro de un polímero hueco, manso, y una bolita de espinos que dormita.
cuando florezca será una carne erosionada por su propio peso. pasados veinte días la deshidratación comienza a sentirse como cal viva. sed incendiaria. y ningún fósforo a la vista.
cuando se precipitan, los tacos de las sandalias de agnese arden liberando trazos terracotas y pléyades de charcos.
y hace girar su sombrilla hasta el espasmo de verterse sin más atuendo que ese -sus geta- para perder todo vestigio de luz en un agujero negro.
el caos en un artículo con dos manijas.
y de nuevo los ojos rojos. algunos cientos de pares entrecerrados, algunos menos guiñando a los faros; esperando ver quién se invita a encallar contra sus pechos.
la distancia de los amantes en el horizonte del cosmos. ninguno de ellos puede ver los parpadeos; el suyo propio yace cubierto de pisadas removidas sobre la tierra que ya no los camina.
ronda el espinoso destinatario entre los flamígeros zigzagueos y el golpeteo del agua sobre la muralla.
Una vez que estás... ¿dónde queda el adentro y el afuera?.
dos aves oscuras en lanza de hombros y anillos dentro de anillos, dentro de ojos a lomo de máquinas, escriben las condiciones de hacer equilibrio sobre un fino cordón de brea para convertirse en sombrilla de circo. la naturaleza ya no es lo que era.
pasos. rechina el acero de las bisagras. la sensualidad de los tacos del calzado de un ser superior armonizan distinto con colores de la misma gama; negro. es su mirada la que alcanza a verse desesperada, llena de hematomas y un jadeo hambriento al otro lado de la portezuela abierta; es libre, nadie le hará daño si cruza, pero no se atreve... si alguien supiese sus secretos.
Soy un alfiler, soy un alfiler, soy un alfiler... no soy una lanza, soy un alfiler...
presiente la sonrisa, no advierte el soplo triste naciendo y muriendo debajo de un rostro ya sepulto que le es irreconocible; el suyo. y por debajo de los pasos es que pueden escucharse caer las lágrimas de agnese en las noches naranjas.
a quince mil kilómetros de cualquier parte, a tres mil metros de profundidad, un erizo busca el punto con el cual colapsar el corazón de su enemigo; el topo.
[igual que el bordado, la destrucción del mundo es sólo un anexo en su agenda]
...si estornuda, está acabado.

7.11.06

unleashed

cesaria de una mancha de luz por entre la hendija de un techo suelo.
correr hasta salirse del propio cuerpo.
[ausencia]
[asilos magdalena y violetas para el camino]

[faro de un estado y un durmiente]

31.10.06

halloween

[alonfabestia]
la cruelidencia de un finistarro con fondeada olomorelia a grusa grasa de leche néxicamente caarbondada con batatas zucaracajadas y chisporra de azujelitos cercanos al baño de María.
Sabiodo sé que lagua con los que pieses se emvalan hechos tán de países pisados como uvas mosqueteras, esto último por la insectidumbre de la malaria, residuo de leche agria por electrólisis, Ernesto, estornudo y personificancia de resaltadores de coloactivos; flora interestatal (no si invacue sin monedas).
La crapularidad tendría menos decí bellios si, además de fulero estrépito facial, no dejaran en rodajas los fieltes. Hablucitar sherpa con montañescos en las chatecas, malmelchores reyilentos, encacular las cabezas de pescados; masajeante toc vocálico es opiosobrio y sobrino de Ofosio, quien halló en el onomatopéyico cuándo, el sinvidente envase de su esponsalía manufacturada un aquelarre de miliquinientostreintitrés a las veintitrés con treinta y trés de un miliquinientos cualíquiera... fiat... se encaminó chuletita a la cuneta del don cuán comer tornasolease cosifa´e bichos.
Poncimado paplete membretado con pegotonias báscula sobrete, el chapotaje abrevoló con forgaijido delipse nelas muescas de los hurteros antelacionada la jornátina para hacelatio con la Marías grela, figuraciones de gel comiente.
Clarosiposidad que, algunque con capocha, no tensionaba mucho saborido a pescado.

[las batatas de postre, un fracaso para los fracasos]
[mucho hueso sin sorpresa]
[nadie encontró el fideo]


Pequeña contribución homenajeante a los analfabestios de
Plaza Constitución

28.10.06

los ojos del miedo

[la conga de un hoja - porque las hay hombres- que desprendiose de una mujer con el dolor elefante de sus espaldas rabiosas; ella -la hoja- y él, el hombre]

Quiero arrancarme la piel. Con esos mismos ojos.

[¿alguna vez te han escrito?]

Quebrar a alguien por dentro no es bueno. Hacerle llorar sin poder tenerla en tus brazos no es bueno.

[si sólo fuese un poco más el de los ojos]

Si fuese ese monstruo que se dejó entrever, confieso que hasta lo disfrutaría. Luego me molería a golpes.

[mi propio verdugo]

Poca hombría en esto de enfrentarse a uno mismo. Bastante estúpido por cierto.

[y no]

Lo que hay que aprender es cuándo acabó la pelea.

[y hay más]

Y no, soy yo. Lo demás soy yo.

[piensa que para el portador de esa mirada, esos ojos no existen; las cuencas están vacías]

Un paquidermo que, aún cometiendo torpezas, sabe lo que no quiere.

[y sabe que hay cosas que quiere, pero aún no conoce]

Y, pese a su mirada, es un niño.

[un maldito infante de tres décadas]

Y el terror en tus ojos es... es que su juego, a veces, incluye una bala en la cabeza.

[la ironía de estar desprotegido de uno mismo y buscar su propio abrazo]

Estás dentro de mi cabeza; lugar del cual no puedo cuidarte.

[toma mi mano, camina con cautela; no te sueltes]

[si vas por tu cuenta; te arrancaré el brazo]

20.10.06

lil´ waitin´ for the sign

[ayer; la fórmula química de un día fantasma]

Polaridad bifocal; mi mano tiembla calambres de sol ocho y veinte con treinta aleteos de la mañana, aes de patas largas y amantes a la vera de besos en el desayuno.
La sombra de una canción con ánimos que uno cuenta en los pasos del tránsito entre dos calles del universo y un hombrecito rojo que siempre espera; que nunca cruza. Que nada de malo tiene que otro refleje nuestros sentimientos.
[creer por un segundo que los dibujos de un capuccino frappé son garabatos japoneses]
[tengo que empezar a beber menos café]
[la temperatura de dos manos separadas]
El embarazo sapo de una princesa tan hermosa que, si te la describiesen, no lo creerías.
[como escribir creeer con tres e y que te lo creas]
El equilibrio de las espaldas de una paloma negra.
[fémino tobillo peinado a la moda]
[peatones]
Mujer cabellera blonda, señora cartera al codo, mujer papagayo, mujer-mujer, hombre semidescarrilado, descamisada sin tobera y corpiño al “qué me importa”, muchacha omóplatos, mujer tetona en punta con ladera y lila, palermo plaza congreso doce, pequeña mujer diminuta de la mano paterna del portador de su bolso petite mannequin y paso medio a sus pasitos, pequeño hombre diminuto con panda en el lomo llevando de la mano a su réplica parental masculina sin decidir quién sigue a quién, pero yendo juntos.
(¿dónde está la mano de mi padre?)

A mesa por medio y cuarenta y cinco taxis, sus pies desnudos, bañados de paciencia y un vendaje, permanecen distendidos al aroma de las moliendas.
¿Qué heridas lleva el sostén de nuestros cuerpos?.
Cada quien a su tarea.
La guardia urbana y la mendiga, el circo de sombrillas amarillas y el eclipse de corbatas en las retinas.
[no me obligues a usar camisas]
[la convivencia del tráfico y agentes patógenos residuales]
[manténgase alejado mientras nos acercamos]
¿Se puede invocar la paz en el plumaje?.
¿Y en el nombre de un adalid que alguna vez levantó su mano para dar un golpe?.
(si dices que no te golpearé hasta que entiendas que la paz en uno no es justa e indispensable para ser)

Para quien ama el caos, el amoníaco es el equivalente a dos palomas negras acicalándose.
La de joroba blanca vuela; la de complejidad noche y luna nueva caga mientras me mira; mientras miro sumergida en sus papeles a la dama de orillados pies desnudos hasta que en uno de sus trazos todo se transforma en una gigantesca mosca trepando un edificio.
(que festín sería para una mosca más grande)
(pronto ha de morir)

Mi capacidad de hartazgo es como el crecer de un árbol a favor del viento.
[se está nublando]
[me estoy orinando]
[culpa del capítulo frappé de las novelas al alba]

Blancos los ojos, la mosca reinicia su vuelo sin titubeos; sin agitar sus alas.
Triángulo de piel que se apresta a partir.
[cuando el movimiento es un derroche de placer]
Un rosario y un bostezo; un faro moviente en el camino de los huesos.
Si escribo en calibre cardiopático con rodillas y rodetes entre varas y radiografías, me perdería el pellizco de unas ancas pelirrojas y curvas por esos efectos de la dilatación de los objetos en el espacio respecto de la velocidad corpuscular a través del roce de uno de los lados de un grano de azúcar caído en una molécula de tiempo.
[si lo dibujo, se detiene]
[si lo borro, se olvida de sí]

En bata se pasea una taza de café.
¿Sabrá cómo destrabar a las vértebras cuando se agarran de las fibras musculares y tironean hacia adentro?.
Bata pecho azul pasea con periódico enrollado.
[el cielo parpadea]
[lustrador y lustrado con esposa que observa cruzada y envuelta en coral, husmean por sobre el submundo de sus narices y rasgos achinados]
[inquisición de la guerra santa marital]
[en primavera también nieva]
[le dice la esposa del lustrado al lustrador mientras el segundo elucubra la traición de la primera con su mejor amigo al verse reflejado en la punta de sus zapatos que le acaban de recordar por qué no se los lustraba]

Y el hombrecito rojo sigue esperando.

[algún día cruzará]
[con luces negras y asesino corazón abierto]

Hasta entonces, el universo seguirá encapsulándose entre dos calles cualquiera; y la atmósfera de un cero absoluto.

10.10.06

bises

Eran sus ojos los de una cuerda en principio tan rudimentaria como el corazón.
Porque el corazón es eso; una piedra.

Al menos eso le hicieron creer.
[como quien habla de uno fuera de uno, haciéndose ajeno]
No hacía más que repetir lo inculcado.
Hablaba un castellano melodioso; tanto, que hasta se diría despertaba en su interlocutor el deseo de besarla por sobre cualquier amante habido y sabido a cualquier gusto y sapiencia.
El más fino instrumento que-- ¿Qué?... No; no sé por qué la música ablanda las piedras.

Cuando sus ojos se cierran, el principio rudimentario hace latir la piedra.
[por entre las hendiduras de la carne]
Mis ojos eran los de sus cuerdas en un final incierto, un brebaje de luna llena embotellado, burbujas de humo y un bis.

Cordalmente, sus manos se entretejían en la abstracción de su propio cuerpo
[mi ávida ignorancia]
para convertir el mío en gotas
[que piden...]

Al cerrarse sus ojos, de la piedra, el inicio de lo elemental procura los latidos.
Cuando se abren, el párpado del corazón deshila su-- ¿Qué?... Sí; pero no sé cómo sin decirlo, con las cuerdas, en semillas de agua la piedra brota dentro de un corazón hasta endurecerlo.

[amansa tus fatalidades; gobierna tus destinos]

6.10.06

dhojasdindesofía

[tomates]

la tibieza de sentir el sol sobre la tierra; estando debajo...

(cuando Campesito sabe y convida barrigas de sapo, nadie queda excento en subida)

23.9.06

una violeta entre girasoles

[la médula de un amor precipitado que, a veces y sólo a veces; nos vive con una crudeza devoradora]

¿Y si no lo es?.
(en tres sorbos un café quemado puede ser bebido)
(en tres palabras puedes contener la respiración sin desahogarte)
(lo que no puedes es evitar la asfixia)
(ni el sabor a carbón hirviendo en la garganta)

Derramó unas líneas sobre las cuerdas del piano. Sabía entretenerse de ese, “el otro lado del instrumento”...
Es como un arpa durmiendo, decía mientras lo inspeccionaba con superlativo cuidado. Ni siquiera era suyo, pero su dueña disfrutaba con admiración las pasiones que él despertaba mientras se perdía en las constelaciones de aquella gigantesca caja de madera y sus curvas.
Creo que los remos fueron inventados tomando como referencia las aletas de las ballenas. afirmaba como si el inspeccionar las fibras esenciales del instrumento tuviese algo que ver con los cetáceos y el medio para mover un bote...
[claro que, tenía relación]
Le era imposible entender a la dueña la hilación que en la cabeza de aquel sujeto tenía lugar.
Ese día sin más, parado ante la puerta, sonriente y antes de ingresar, confió a la dueña la siguiente revelación:
Hace cuatro siglos en el Japón antiguo, en un pueblo cercano a las costas del pacífico en la isla de Hokkaido, enfrentáronse dos guerreros; un discípulo y su maestro.
El alumno no entendía como aquel que fue su mentor se había transformado en un asesino que disfrutaba los humores de la sangre vertida en los filos de su espada.
Llegaron a un punto de la lucha donde sus siluetas se eclipsaban con el amanecer y el aroma de la hierba humedecida por el oleaje del océano.
El final de aquel día que nacía estaba próximo...
¿Y cómo pretendes vencerme?, cuestionó el maestro con una sonrisa de labios cubiertos de saliva espumosa y dientes rechinando.
No veo que seas tú, quien de los dos porte una espada...
Y al instante de decir estas palabras, los globos oculares se le hincharon inyectados y con un enfurecido grito se abalanzó sobre su aprendiz con incontenta violencia...
La hierba en derredor de sus espaldas se blandía con el canto de la brisa; parecía que la tierra estaba respirando con calma después de haber sido enterrada en un profundo resentimiento que ni la muerte misma toleraría.
[la naturaleza no puede odiarse a sí misma]
A la altura de los hombros, los brazos del maestro se desprendieron; como arrancados de un tirón giraron por los aires antes de caer.
No cayó ni una gota de sangre.
Un corte limpio y perfecto...
No comprendo; es imposible... tú no...
Sin voltearse, el discípulo dio a su maestro la última lección.
Que no la puedas ver, no significa que ella no exista... vivirás para recordarlo.
Por esa única vez, la hierba se llamó a silencio perpetuo.
Si caminas por esos suelos tal vez lo notes; allí el aire corta al aire hasta hacerlo irrespirable...

Sin más y sonriente, entró en dirección ha por el piano, no sin antes frenarse en seco, dar la vuelta y...
Buenos días...
Ante la mirada impávida de la dueña, quien frente a tal descortés cortesía no pudo más que comprimirse en una gran especie de duda con forma de ramas de roble albo en un invierno de mil colores y ninguno blanco.
Sobre su eje giró el hombrecito, retomando la ruta del cordófono como quien acaba de pasar la página de un libro.
Que rico es sentir su fragancia por las mañanas.
No intentaba ser halagador, pero la estupefactez de ella era una estupefactez alegre. Tanto que cada semana esperaba a su entrenador de pianos para redescubrir esas nimiedades que al resto le parecen justamente eso.

Ella por el sólo hecho de ser la dueña no superaba en edad a la de él. Para ser objetivos y no deformar la veracidad de los hechos; ella añejaba un mes más que él. Suficiente para entender que aún siendo más joven, eso lo hacía más sabio, pero no por la biología de cronos, sino porque la de él, era una juventud dotada de una sabiduría antigua e inaccesible... incómoda.
Y esa incomodidad era la que despertaba esa curiosidad.
Claro que el opinaba todo lo contrario como era de esperarse ya que el tenía una honda curiosidad por ella sin que ella lo supiese...
¿Le llegó la nota con el recado que le envié?... Porque me fue devuelta... Creo que hubo un malentendido con- - el la interrumpió marcialmente apuntado con su dedo índice derecho hacia el techo y los labios pegados después de aullar...
Shhhh...
Y dando un leve golpeteo sintió el acto reflejo del piano que le contestaba.
La dueña vacilaba en silencio y pestañeando con cierta arritmia.
Aquí no hay ningún problema... No hubo malentendido alguno. Contesté a su nota con la celeridad que me fue posible esperando no impacientarla.
Pero ella estaba segura que no había ninguna contestación y se lo hizo saber con cierta seguridad de haberle hallado un desliz.
En el reverso de la nota señorita; allí le contesté ya que no tenía ningún otro papel a mano...
Al ir por la nota y revisar tal aseveración, ella se econtró con una desprolija letra manuscrita.
[...si me tardo en escribir es porque estoy usando un dedo (de cada mano del pie)
por lo que me tardaré así que...
]

Cuando la gracia divina se vuelve pesada, en ese momento es que nos hacemos humanos.
Muy bien... muy bien... será mejor que me explique esto porque estoy, estoy...
Él detuvo sus labores, le susurró a su paciente le disculpara un minuto y se acercó a ella enmudecido hasta que la tuvo de narices. Entonces, abrió su boca para hablar, tomó aire, hinchó su pecho y cerrando su boca dejó sus cachetes inflados poco antes de exhalar parsimoniosamente sin dejos de resignación.
Satisfecho, volvió a abrir la boca sin quitarle la nariz de las narices y cerrándola de nuevo, esta vez se cruzó de brazos y... cerró sus ojos.
Se quedó quieto.
Ella ya no sabía cómo salir de su asombro.
Oiga...
Pero él no contestaba.
De pronto sin encontrar salida alguna ya que gritar de angustia no era una opción para una dama de su posición, hizo crujir el papel entre sus manos.
Entonces él abrió primero un ojo y luego entreabrió otro dejando que las cejas hicieran el resto.
Miró el papel crujido en la angustia canalizada de ella y le hizo un ademán con el mismo dedo con el que apuntara al techo, pero esta vez en dirección del papel trazando pequeños círculos con la punta.
Mecánicamente ella enderezo la nota y releyó sin poder detenerse por un rato.
Al darse cuenta de la fascinación de aquel juego, el tiempo había quedado suspendido.
Él estaba de nuevo inmerso en las dolencias del piano.
Este piano necesita tomar aire fresco. Deberían sacarlo al jardín de vez en cuando.
Ella no acababa de romper un embrujo que ya se hallaba hechizada en uno nuevo.
¿Por qué nunca toca Ud. los pianos que arregla?.
La respuesta fue categórica.
Porque no sé tocar el piano.
El paso del segundero del reloj del salón resonaba implacable.
[y es en esos momentos en que uno aborrece ese estar solo estando con alguien]
(pese a todo, algo siempre suele romperse para construir a partir de ello)
¡Aja!... encontré el problema... claro... sí, sí, sí... debí suponerlo... era tan obvio que de haber empezado desde abajo... seguramente me hubiese llevado lo mismo... como preguntarle a un riñón el nombre del médico al que le duele...
Él tampoco sabía nada de medicina.
¿Acaso de verdad le parecía a la dueña que se trataba de alguien con un potencial, un intelecto...
Si dice muy despacio “desproteger” suena a algo relacionado con dejar esporas o bien poros, aunque a mi me gusta más la idea de desporotar tejidos... ¿Ya le dije que tiene un aroma muy rico?.
Por supuesto que se lo había dicho ya, pero a ella le encantaba escucharlo de él.
No, no me lo había dicho. aseguró con un sonrojo al tiempo de reparar en las medicinas musicales. ¿Y cuál es el problema del piano?. Sacando de uno de sus bolsillos un monedero dispuesto a- -
Él la detuvo con sus manos antes de que pudiese sacar algún dinero.
El piano está bien... tal vez el problema seamos nosotros.
Ella en un desatino dejó caer el monedero y estrechándolo en un abrazo por sobre los hombros, lo besó impulsivamente.
Al alejarse algo sentida por su imprudencia, descubrió que él estaba con una lógica que nunca lo había dominado antes.
Sentía como si los tormentos de la razón tuviesen la errata de no haber comprendido nunca la grandeza de sus nones.
Una bocanada de frescura volvió a recorrer los labios del joven y anciano reparador de pianos. Uno de los ventanales abiertos de par en par lo devolvieron a este plano de acordes con que se juegan las músicas del universo.
Después de todo no hay tales leyes... afirmó sonriente llevando una de sus manos sobre la cabeza.
La labor estaba completa.
Pero no podemos comprobar si el piano tenía o no ningún problema ya que mi padre es quien lo toca y no regresa sino hasta pasado mañana.
Con un ansioso ademán de espera, el joven volvió a acercarse a su ya no convaleciente amigo. Le pidió en voz baja que le volviese a perdonar y que tendría sumo cuidado de las formas y cánones de ejecución.
Y arramangándose, empujó el piano hasta el jardín.
Maravillada ante tal arranque de naturaleza, se sentó a los pies de un naranjo que perfumaba dulcemente los demás sentidos y quedose viendo cómo el muchacho en un malabar... deslumbraba el entorno melodiosamente, sin tocar una tecla.
Incluso el verde de los pastos en derredor calló durante ese pequeño concierto de las sorpresas.

¿Quién iba a sospechar que en otros tiempos la flora redescubriría la magia de lo inaudible?... aquí concluye tu lección maestro.
Y dejándolo cubierto de lágrimas, el alumno despareció entre las sombras de los árboles.

Al despertar la luna brillaba sobre el jardín. El piano estaba dentro del salón. El muchacho no estaba... ¿Había sido un sueño?. ¿Cuánto había dormido?. Su piel parecía más tersa y madura que antes.
Entonces lo escuchó llamarla.
El perfume del naranjo todavía embriagaba el alumbramiento de la noche.
¿De nuevo se durmieron?. Preguntó él acercándose; a lo que ella respondió con rostro dubitativo mirando a los lados para ver a quién se refería y señalándose para sí como reformulando si era a ella a quién se refería.
Él asintiendo con la cabeza miró al naranjo y se arrimó un poco más.
¿Pasaron tantas primaveras?... indagó ella para sí.
Pasaron... confirmó extendiendo sus manos mientras ella, cómplice de su guardia baja, aprovechó el momento.
Pasamos...
Él la fue llevando hacía sí acompasando la corrección con su sonrisa en la de ella.
Así que ahora que soy minoría se aprovechan de mi, ¿no?. mirando otra vez al naranjo.
¡Qué fachas las suyas las de venir a manchar su omisión cual si fuesen nuestras!... ¿Verdad que no?. mirándolo con aquél rostro con el que presionara la nota con la respuesta de puño y letra en el reverso.
Pero no era suya la respuesta...
¡Noooo!... exclamó desbordante de alegría una pequeña damita de apenas cuatro años que corrió hacia sus padres quienes, parecía como si se estuviesen enamorandos por primera vez...
Papa... llamó la pequeña.
El padre, otrora médico poco entendido en medicina pero sí en pianos, se inclinó en cuclillas ante su damita.
Ella lo abrazó por sobre los hombros y le susurró al oído... ¿Hoy es 23 de septiembre?... El padre, con ternura, observó de reojo a la madre.
Sí... ¿Por qué?. desconociendo la trascendencia de la fecha.
Y acercándose más, la niña le explicó...
Hoy es mi cumpleaños... hoy el señor piano canta en el jardín a la hora que el pasto calladito, me escuchó entrar en el sueño de mamá abajo del señor naranjo sin desporotar tejidos...
El padre abrazó a su hija y la alzó. Tomó a su amada de la mano y acercándose al señor piano que y estaba dispuesto en el jardín, la sentó sobre el regazo de su madre, rodeó el cuerpo del instrumento, y una vez más le pidió permiso y disculpas por las molestias acordes la doctrina y elocuencia supuestas para ejecutarlo...
Ella volvió a despertar bajo el naranjo.
Él hacía un rato que la llamaba para despertarla sin despertarla.
¿Otra vez se quedaron dormidos?. pero esta vez ella lo trajo para sí.
El se sentó a su lado.
Tuve un sueño... Entre los girasoles de una violeta...
Bajo el naranjo comenzó a escucharla mientras sus manos entrelazadas reposaban sobre su vientre... el señor piano dormitaba en el jardín.

Entre los girasoles de una violeta, eclosionó ante unos ojos que con sus ojos, por vez primera reconocía en esencia cada elemento, incluso los que inestables molecularmente se trasforman en veneno.
Así me llaman cuando habito dentro de alguien...
(amor)
[o cuando toco en las cuerdas de tu piano un sueño]

12.9.06

verdugo

Descubrir en los meandros que, de las mujeres, el hombre,
es la peor de todas.

30.8.06

                                 

Para crearlo simplemente no se lo nombra aunque se trate de una niña de altura rodilla y miriñaque desgarrado por las sombras de unas luces que envuelven los escapes.
Así desaparece en capítulos de reinados frambuesas y flamencos, de un aire hilvanado con el aura de su gentileza para con las frondas mesetas de vientres; del suyo cubierto de ombligos guillotinados.
¿Con que tobillo tu sexo tropieza?.
Deja de morder el silencio. Vuelve.
Que las lunas de tus faldas se confundan hasta no ser falda. Que tus noches despierten la cavilación de los sueños.
Que el misterio de ignorar quién eres vomite sus verdades heridas.
¿Sobre que pies reposa tu cabeza?.
Deandas a la suerte de un dado chueco y desafilado en las puntas. Deando soplando cuanto queda de calma para no llamarte “creación de ciento un elefantes”.
Eso, o simplemente ser uno a uno.
Cuando te arrojas al destino, este puede no responder a tus imponderables. Cuando llueve dentro del impermeable de la niña con miriñaque hecho jirones de espías con ojos de arañas, la solución es esa; que siga abrazando al niño hasta desahogar sus desamores.
Si no creyera que hay esperanza, creería en dios.
Al hueso en cuya melodía resuenan las aguas de tu reverberación, desborda lo intangible de aquello que nos ata al cosmos en un absoluto que se interrumpe en la intermitencia de la materia.
Fecunda y profana, devendrás la tragedia de un parto muerto trayendo lo que las pasiones ocultas desentierran, incluso cuando pierdas un poco la propia vida; aún dándole la espalda a lo que contranatura es muerte.
[avec un coeur de varennes pendant de ta cou]
Así llegarás vestida...
Caos.


avec un coeur de varennes pendant de ta cou: (fr. "con un corazón de varennes pendiendo de tu cuello").

la caos

27.8.06

si ruje es niña

en el centro de la palma de mi mano el botón de su barriga arde de un amor con un amor lleno.
lleno de ella y de su panza enamorada que acaricia a mi mano mientras la besan los dedos.

26.8.06

tatám-tatamba

a la espera de alguien que me pica con la lengua del continente negro
negro continente de la lengua con que pícame alguien de esperar alas
espera negra continental de la lengua conspicuamente alada que algo
picándome cuando alguien de esperar continentes ennegrezca lingual
con la picazón lípida a la oscuridad de las contingencias de quien sabe
la lengua blanca de contener nada de un alguien paciente que se rasca
a la vinagreta descolorida de una impaciente irritación capicúa de nadie
incontinencia la del que con la lengua arde esperanto y no urde colores
del picor borroneado y espirituoso que jadea con tino y esperanzas que
alguien con tanta umbría no encendería una roncha en su quijada si no
me contradicen las hormigas que muerden algo que parece un carbón
al sancho sin amo que regodea por labios la superficie calma del vacío
pinta lamiendo las hinchazones de un otro al que le contiene para serle
hacerle y esperarle con pique competente para que la lengua sin prisa
deje un claro expectante de terreno en donde probar su habla cubierta
a la sombra blanda de un lenguaje que ráscase consciente de ser alguien
(tatamba-tatamba, tatamba-tatám)

25.8.06

anaba

(little-known good place)
piel cruza una calle y gira para ver los ojos de la ciudad que se aleja lenta e invisible entre las gotas.
piel lleva su lugar consigo doquiera sea que vaya.
(con sus juanas y pies desnudos)
...dónde tu corazón duerme; piel está.


anaba: Llittle-known good place (jap. "Buen lugar pequeño y conocido" o "Lugar bueno, pequeño y conocido")

24.8.06

la tyrannie d´un koshuku

(ella sin tus noches)
El diluvio de una tormenta solar en mi otro ojo... el que no lo es.
[lastimada sangre avispa que derrama alas azules; prepárate para la malasangre]
La diferencia entre gibraltares y quien reposa en su propia piedra...
Sumergirme para hallar algún absoluto; hundirme esperando dejar allí ese peso que empuja y tropieza.
Caer... alcanzarte... tocarte...
Perderme en la presión y no saber si es tu cuerpo, el mío, o el agua...
Tienes el cuerpo del agua.
Tienes miedo.
Tengo.
Quiero no emerger; no me dejas.
Déjame; y te abrazas.
Nadie debe ahogarse tan destempladamente sin pensar en la tibieza de un ser intranquilo y quieto.
Con el agua por dentro y por fuera, me humedezco.
No puedo encerrarme; sencillamente no puedo.
Lo sé.
De las piedras surge la vida y allí estoy, a su lado ya no sabiéndome más mío.
Cuando un ella es río y beberla hace la diferencia entre dormirse bajo las campanillas de sus senos y los sabores de sus fragancias inundado de dudas despertar encontrarme en un estado cuencas y contorsiones de respiración entrecortada y lagunas de lucidez que saben menos de cómo envenenar lo inanimado antes que darle una caricia para erosionarlo soplando lúdica y sin sexos una brisa que nos derrumba inalterable por dentro quemas y heme aquí hundiéndome dentro de la dura carnosidad de la tierra que señala los cielos de pie sobre las aguas de una esencia similar a la vasija de tus manos juntas que me contiene y me besa mientras me bebes...
Cenizas.
Envuelto de aguas pétreas trazo una línea con el dedo que se va curvando hasta derramarse.
Puedo escribir en cualquier superficie, dices.
Y no entiendo por qué me muerdes con las manos y te sonríes. Sabes mi malasangre en tu boca y te relames.
No está tan mal...
Hace un día destrozaba a golpes mi pecho con la coreografía de un quebrado parpadeo ritual. Luces tenues y un latido externo que percutía y resonaba a costillas.
Asfixias. La semblanza de un radiar tus sentidos y que permanezcan intactos... o desgranados a las pasiones del vacío...
Deshacer distancias, tiempos; absorberlos.
Llenar los espacios para crear nuevos.
Puedes usar mi piel y los hilos de mi sangre, dices escribiendo sin mover al escribiente.
Y no digo. No te desato. No despierto entre tus pies; aún estoy entrelazado. Aún estoy dentro...
Sumergido en tu cuerpo me llevas con pequeñas muertes a tu propia muerte.
Me devoras entero y te haces lluvia.
Crezco como el agua, dices sin decirlo.
(eres el agua que crece en mi) afirmo entre paréntesis, y te dilatas.
¿En serio?...
...en serio.
[tengo una inflorescencia en el brazo,
y es apenas una gota que dormita en mis gibraltares.
en el flanco donde se supone debe estar mi corazón, siento algo que no es.
...no me siento]
y tapando con sus dedos una sonrisa incontenible, cómplice, sólo la flor sin la flor explicita a nuestro convencimiento cómo es que un poema africano fue estrito en una lengua que le es desconocida y en un origen tan lejano al de su propio vientre que a la vez, no le es ajeno.


un sueño de mieles negras
saber que soy ese otro y no sentirte
con la serenidad de la malasangre
(cementerios)
la sal en la herida
(elefantes)
la tuya, la mía
las bondades de lamernos
antes de partir
(¿a dónde van a morir las aves?)
abrirnos
hallar el equilibrio de la desorientación
con la serenidad de la malasangre
una sonrisa
y mieles negras para arrullar el sueño

La tyrannie d´un koshoku: (fr. “la tiranía de un...) koshuku, jap. “color marchito”)

23.8.06

inversión

Antoinette dijo...
Me quedaría observando como ustedes se reflejan en mí.
bacio!
miércoles, agosto 23, 2006 4:32:46 PM

Spoiled Princess dijo...
supongo que hare lo mismo
miércoles, agosto 23, 2006 11:28:58 PM

Mi Otro Yo dijo...
guau!
Cuánto camufladamente guardado hay acá. Ahora sé que sos un chico(pido perdon por no haberlo definido antes) y que los nenes te quieren y te hacen lo bueno que tenes para dar.
Dejas la posibilidad de decir tanto que encanta. Gracias!!! Y yo también hare lo mismo.
Saludos y me gusto demasiado!
jueves, agosto 24, 2006 12:33:38 AM

Mi Otro Yo dijo...
ah si yo estuviese del otro lado, simplemente me quedaria sentada mirando el atardecer.
Saludos!
jueves, agosto 24, 2006 12:35:32 AM
Antoinette dijo...
todos reverberan en mí, uy! que se viene, que se viene la quebrazón...
jueves, agosto 24, 2006 5:38:29 PM
Libélula de Acero dijo...
Si yo estuviese del otro lado, no me quedaría mirando el atardecer, sino que correría hacia su centro rojo y me sambulliría en un nado de fuego. Porque nada me afecta mas que su calidez.
Si yo creyera que todos reverberan en torno mío, los organizaría todos y montaría la versión argentina del cirque du soleil.
Si yo estuviese del otro lado, estaría rodeada de violetas-orquídeas, con la panza y el sexo contento y abrazando elefantes.
viernes, agosto 25, 2006 12:45:49 PM
Charol dijo...
por ahora no se me ocurre, pero no queria dejar de comnetar...
besos
viernes, agosto 25, 2006 7:55:17 PM
Antoinette dijo...
hay 101 elefantes reverberantes en el césped, voy pasando por el 94, estoy segura que llegando al último me voy a tropezar.
viernes, agosto 25, 2006 9:09:45 PM
Ary dijo...
El otro lado
es
siempre este lado
que
esta del otro lado
cuando
existen los lados
miércoles, septiembre 13, 2006 12:31:06 PM

18.8.06

cruzadas

Para una mujer rota un zurcido. Para un hombre descosido una aguja.
Con este lema solían los alfiles entrar en batalla citando las primeras palabras de su Señor.
Y esto en pro del arzobispado de avispas legionarias que derruían poco a poco con su veneno las cabezas de sus fieles seguidores.
Vieras que monástico el paisaje de niños con las cabezas moradas y enormes, incapaces de conciliar el sueño, aún rezando a los aguijones latiendo en su carne poco antes de ser devorados por las alucinaciones de un sueño cubierto de arenas negras...
las diagonales de los alfiles se truncó cuando uno de ellos se vio cara a cara con su creador.
-Pero te creía... nos dijeron que...- musitaba el noble alfil de penacho crespo y frente cincelada por la sequedad de los días libertarios.
-También yo...- y el creador sonrió.
-Y todo este tiempo... ¿Dónde estuviste todo este tiempo?...- indagó mordiendo el polvo de sus labios mirando el atuendo en ruinas de su hacedor.
-Aquí... enterrado... me han dado mucho trabajo, sabes...- asentía suspirando una resignación insatisfecha.
-No logro comprenderte, pero... tus manos.- las manos del creador estaban llenas de marcas de piquetes. –Debes de haber cosido mucho, te has lastimado tanto...- le dijo tomándole las manos y viendo como parecían abrirse entre las ajaduras.
-Me han lastimado mucho criatura...- en ese momento el alfil dejó que las manos se soltaran cadenciosamente mientras su rostro se pasmaba.
-No es posible, nosotros, tú... No puede ser, te equivocas...-
[segunda regla de la humanidad: cuestionar a su creador. La primera es atribuirle lo que no puede explicar por su propia razón y divinidad]
-Las marcas que tengo en las manos son de los venenos que ustedes mismos se inflingen. Debo permanecer sepultado para que la tierra los absorba. Mi sangre no alcanza para salvar a los más pequeños y nada puedo hacer por aquellos convencidos de morir en mi nombre, salvo esto...- el alfil lo miró con desconcierto. –Coser sus mortajas si se llegan a hallar sus restos...- dejando escapar lágrimas que traducíanse en cantos de aves y se elevaban para que nadie pudiese decir en vano que vio a un dios llorar.
El alfil no supo qué decir.
Aquella figura celestial era más humana de lo que él era... y sorprendido de sí, atravesó el corazón de aquél ser puro e imperfecto impactando contra sus costillas, quebrándolas...
Su estilete era el que no dejaría de llorar ahora.
La labor de un alfiletero, no debiera ser la de enterrar a sus muertos.

[la carne de tus sueños]
Para echar raíces, no necesitas tierra.
Aprende de las orquídeas.
Échate en la niebla de un amante y vierte tus raíces.
No importa que su cuerpo esté lleno de espinas.
Ninguno se dañará.
Para que duela menos, aférrate más.
Que los colmillos se hundan hasta que le duelan con su amor, para que el amor no duela.
Para que el amor no distinga ni sea percibido sino en esencia.
Como la bruma.
Como la piel de las orquídeas.
Échate sobre las raíces de un corazón epífita,
y haz de tu ser niebla, orquídea; y tierra.
...aunque ya no la necesites.
[el hueso de los míos]

16.8.06

¿y tú con quien estás soñando?

este elefante no duerme solo

Imagen intervenida sobre origianl de: Màriam Ben-Arab
Link:
http://misissi.blogspot.com/2006/03/cosetes.html

15.8.06

odio el té

Pareciera que no quiero escribir por sobre la gripe, pero mis motivos son otros. Yacen dentro...
Me duele el brazo derecho a la altura del hombro, los ojos humean y lloran hinchados, la garganta me rechina áspera. Trago y me duele; tengo los gánglios del tamaño de un bulbo de tulipán...
¡TENGO DOS TULIPANES EN LA GARGANTA!
No quiero hablar, me pesa escribir...

[pañuelo]
Tragar pastosidad, escupirla (también por la nariz).
No sé si ardo más por fuera o por dentro.
Y escribo.
No quiero estar en cama. No encuentro sentido en lo que digo a partir de aquí no esperes signos de puntuación y agradece los acentos que diablos tengo la boca del estómago como si me hubiesen dado dos paladas para desenterrarme las tripas el té está oscuro y amarillento no no no no es mi bilis estoy bebiendo mi propia bilis y sé que te repugna pero el que la está tomando soy yo y no sé por qué tendemos a desencadenarnos de ciertas sensaciones a fin de liberarlas esperando salgan del cuerpo como un eco metálico que reverbera y los párpados entrecerrados estoy por estornudar me pican las fosas y la cabeza ya no es más que una cosa acuosa me sale despacio y quiero dormir o despertarme de esto.
Pero no quiero estar en cama.
¡puaj!

7.8.06

demoliciones

[pronto]

A las pruebas de los romances ontológicos (palabra esta que a mi humilde ignorancia, no termino de comprender con un ejemplo de cocina) tuvo lugar en los jardines de una luna en jueves que sólo alguien que indaga sobre las partituras que nos hacen interpretarnos en un cuerpo ajeno, conoce sus miedos tanto como abrazarlos, escogerlos, en tanto me reduce a ternuras con un deseo de bufandas.
¿Porque no puede transmutarse una idea?.
Desierto... un desierto en ruinas; ¿qué es?.
¿Olvidarse del vientre de una madre?... tengo pinzas en las razones.
Ahhh, quien fuese cuerda de tus puentes para hacerse de naranjas en tus narices, pétalo contra el pétalo de tu mejilla, respiración de una doble vida de año y medio... respirar con ellas las diferencias y el recuerdo.
Una vez fuimos...
¿Se puede crear tanto con tan poco tiempo, tamaño?.
Somos tan disímiles y próximos como un elefante en un jardín de violetas...
[una vez, todo, cada vez, siempre se reinventa]
Ella es de las que saben que la tierra puede derramarse cuando el diablo llora.
¿No lo crees tú?.
Que poco sabes de los diablos entonces.
...y que poco sabes de ella.
(como un elefante prendado a esa única violeta)

cuestionarios

Te dejaré formular tres interrogantes de esas que, a pesar del número y la manzana, se sienten bajo la carne y por mucho que intentemos desgarrarla para quitarla; permanece ahí.
Pregúntame.
(tal vez sea yo, quien termine respondiendo)

2.8.06

(diggin´ in)

(una mujer, un cigarrillo y un café)

Las pamplinas de creer que uno sigue estando en la vida de otro brinda cierta esperanza ambivalente en el escaparate de las heridas esperatas.
En mi piel hay un jardín. Ven...
Poetas, hombres parias de los hombres. Tengo los labios resequidos de una ausencia que, pudiendo suplantar por otra, es la suya la que permanecerá intacta.
Sepultarnos entre los brazos hasta olvidarnos quienes somos. Completarnos con los pedazos rotos de cada uno...
Tres edades... aún sigo siendo un niño tonto.
Escribo sobre el miedo de abandonar al ser amado y le abandono.
(al miedo y al ser amado)

¿Cómo lo sé?... ella lo sabe.
Intento convencerme que es posible convencerla que no; que no siento por ella lo que siento.
(pero me sabe un mal mentiroso)

Cual aprendiz de lo divino la hice parte de mi piel. No quiero tener remedio. Deseo verla florecer mientras disto del cuerpo y la necesidad de estar solo.
De su tsukikage... seré su sombra.
(el otro lado)

Si malo, si bueno, lo hago en ese orden puesto que es el rige mi sangre aunque no tenga gobiernos.
No uses signos para que te descifre. Aquí no hay cifras para tus cálculos y conjeturas.
El orgullo a veces hace estragos en nuestros corazones, y mi cabello es un dilema no resuelto en las urdimbres de un ovillo de sinrazones.
¿Escuchas esa música?... está dentro tuyo.

Quisiera despertar dentro suyo... desperezarme en el seno de su vientre y sus pasiones; alcanzarla en disminución de alturas y constantes dinámicas; bajar desnudo los peldaños de su equilibrio, amerizar en el empeine de sus pasos, recorrerla vertebralmente mientras me dice que me odia y me besa sonriendo... Y no; no quiero recuperarla...
Quiero encontrarla de nuevo; aprenderla a que se eduque de mi naturaleza.

(si volviese a hacerle esa pregunta, me daría otra respuesta)
(tal vez una que sabe me disgustaría y por eso lo haría)
(importa poco; comprendo las probabilidades)
(...)
(pamplinas y mariposas de invierno que juegan en los calambres de mi barriga soñadora)
(en su memoria sólo eso... "en su")
(necesitar necesidades)
(necesidades con su nombre tallado en deshoras)
(entre luminiscencias que se reconfiguran para transmutarla)
(¿escuchas esa musiquita?)
(es ella...)
(danzando en los jardines de mi piel)
(azucena...)
(aludido y no)
(lleno de lo que me dio y no)
(de suyo por entero ser quisiera)
(una vez más tomar el más pequeño de sus dedos)

(abrázame)

(que no puedo contenerme a mi mismo de estos plumajes)

azucena en los sueños del dragón

*Tsukikage: (jap) Luna llena.azucena:

intervención sobre una pintura de Genovese.

31.7.06

789

Fénix;
¿Para qué tener tres dispositivos tres destinados a desperezarme tripartito, si convencido de hacerlo -amanecer con el mecánico gorjeo de ese bigotudo- los dos restantes apenas y resultan menos útiles que el primero para resurgirme del sueño del que no quiero despertar?.
(indefinido, incuantificable, un rato más suele ser mucho tiempo)

28.7.06

456

(va silbando después de un amainar de amanecer enfurecido)
¡Ay quimera!, ¡Que victorias esconde la desdichada vocal de un verde tan oscuro que se sabe mordida por una boca eva en un tercio de cordura y milagro a la vuelta de la esquina de un todo cambia por el semblante de un trazo grueso y la silhouette d´un homme moyen que despierta cuarenta y ocho horas después del naufragio!. Tanto así que la longitud de las admiraciones sonarían excesivas si no fuera porque anda suelto un vendedor de flores que revienta capullos de colores en las nucas grisáceas de los que sangran leche negra en sus miserias.
En los días chacales, hidra se apodera de uno como si no alcanzase su sexo para satisfacerse. Entonces llega como la sombra, esa figura sin cuerpo.
Estar unos escalones por sobre un pubis reposando, sentir un latido mayor, el eco de uno que vendrá, y no estar allí para escucharlos...
Hay maldiciones que se hicieron para romper.
(pero no conozco ninguna y creo que el amor no cuenta)
Los malditos somos nosotros. Incluyo mi carne en este dilema o la ecuación estaría incompleta.
(personalmente prefiero vivir maldito y abierto a quebrantarme ante el primer amor que roce con su dedo mi mejilla)
Ahora es el hambre el que se apodera. Antes fue el frío y el colosal hervor convaleciente de quien se desintoxica con un aliento pastoso.
(la vida es un veneno)
(esto ni es bueno ni es malo)
Y cualquiera de las dos sea; duele.
¿Por qué?.
Eso es algo que aún intento aprender.
"A Dios gracias", y él nada tuvo que ver. Se quedó dormido. Tan profundamente que ni cuenta se dio cuando le destrozaron el rostro a garrotazos.
Allí comenzó su tarea.
Allí que quedó tendido, desfigurado, haciéndonos a su imagen y semejanza.
(maldito)
(lo sabe)
(si nos drenamos este veneno...)
(lo sabe)
(y en ese punto ya nada tendría sentido)
Ni los días chacales en que el humo se hace niebla en los ojos puede una leche negra suplir la saciedad de un vivir maldito, repleto de amor.
Me guío por el rastro de tu instinto al escribirte.
El aroma de tu piel en la tormenta.
Vas descalza.
Y no; no eres tú.
Yo soy la presa.

26.7.06

123

tarea.
dejarme estar en tu vientre.

y partirte la cara.

cuando ya no me veas.

25.7.06

cachorro

no se sostiene sobre mi cabeza y melodea, medolea, me doele, me...
tan chiquito el escribirte, que no tiene semejanza a sentido alguno.
hacerlo más no quiero; me es imposible pedirlo.
pídemelo.
déjame dejar; de escribir; déjame.

¿o sí?.

tu pelaje en la nieve de una criatura que relame sus patas antes de la cacería.
mi océano es tu pecho.
intenta asestar cuantos estiletes quieras; romperé el tuyo con mis tifones.
¿cuán ordinario se torna uno al andar descalzo?.
se siente bien.
aquí contigo; es que guardo el sentido de mi instinto.


cuídame.

24.7.06

poppins

Galagalinda P. Galimatea andaba caminando por la acera -literalmente agarrándose con los pies al suelo, casi hasta se diría que los arrastraba en cada paso- cuando a un pañuelo se le voló el dueño.
-Estos ventarrones son de periferia.- destiló una vocecita vieja a Galagalinda que tuvo que girar inclinando hacia abajo su cabeza. Tanto así que incluso tuvo que agacharse para verla.
Allí estaba las más anciana y diminuta abuela que alguna vez se había visto (puesto que dejan verse muy rara vez).
La anciana sonreía entre sus mil arrugas.
-Tengo un mechón de hambre descorrido entreocultando mi ojo parche, los cordones de este zapato desatados (alzando su minúsculo pie), la nariz tibia y, no puedo volar a menos que me socorran en dicho pilotismo...-
¿Cuán vieja podía ser esa dama?... El dueño del pañuelo desaparecía en la distancia dando volteretas. Nadie podía escucharlo.
La señora respiró hondo y dándose una palmadita en la pierna, rió con desenfado, saludó a Galagalinda y reemprendió su marcha.
La joven por su parte volvió a girar su cabeza sin decir palabra, contemplando el caminar de la viejecita.
Se incorporó súbitamente al notar un gran número de transeúntes reunidos cerca suyo.
Estaba por volver sus pasos gacha y avergonzada, cuando un hombre llamó su atención...
-Olvida su pañuelo...- y luego de tomarlo se lo alcanzó estirando su mano como quien nos acerca algo sin acercarse.
Galagalinda lo miró un instante, fijo y sin parpadear; entonces cerró sus ojos, respiró hondo y...
Y el hombre emprendió un vuelo razante y desbaratado por entre los tejados.
Ese día, Galagalinda P. Galimatea no llegó a su clase de paracaidismo; nadie te prepara para un día de ensueño.
De regreso a casa, encontró al hombre que le había acercado el pañuelo, riendo descascaradamente sobre un colchón de hojas secas.
Antes de entrar a su casa habría asegurado haber visto una pequeña figura proyectando su sombra contra una luz, pero un mechón de hambre se le descorrió hasta entreocultarle su ojo parche...
Su nariz tibia tuvo curiosidad entonces y, desatando uno de sus zapatos, intentó volar...
Desde ese día, Galagalinda no pone un solo pie en tierra, y tampoco necesita llevar a cuestas paracaídas.
Soplar y/o ser soplado, he ahí los misterios dejados a elección de los habitantes de una villa flotante.
No la busques mirando sólo al cielo... los objetos bajo tus pies pueden verse microscópicos debido a la distancia que de ellos te separa.
Por cierto;
...¿Tienes un pañuelo?.

en el menor de los azares

Algo me hace galope en los paquetes que, entre lágrimas, cuelgan meditabundos sobre una coronita de recuerdos.
La mano que quiere pintarse a sí misma tocando un radiante cielo negro como si se tratase de una caricia divina. Que poco conocen los universos de los primeros dioses que intentaron crearlos. Entonces se hacían llamar simplemente con la palabra inicial de su origen.
Así fue que tenían, con un vocabulario un tanto despatarrado, una comunicación algo defectuosa, lo que devino en creaciones que... bueno... omitiendo algunos reflujos de pestañas y biologías mecánicas, acércase hipotéticamente a éste que de alguna manera nos es propio.
Tenían sí, la suficiente autocrítica como para saber que así, el fracaso era seguro y la responsabilidad no caería en uno solo, lo cual dábales un cierto alivio neurótico.
De esta forma, Tenían Así cada quien, resuelto unir fuerzas. Uno sostendría las luces, el otro tomaría las fotografías. Era esencial en principio tener pleno dominio del espacio.
Lo segundo a contemplar era el tiempo de elaboración y su fraccionamiento. Fue menester a dicho efecto asesorarse debidamente con el entonces hacedor de agujetas cuando quien en un apurado intento por subir tres escalones y medio de una zancada, tropezó equilibrado con la nada y descubrió debajo de los chichones de la caída, que al tiempo, siempre hay algo que debe restársele aunque crezca...
Este fue el ingrediente que aportó Cuando Tenían necesitó diagramar asociativamente el tiempo a los demás elementos, incluyendo la cocción de la que se encargaba Así.
Negociando por un precio justo, obtuvieron una rebaja en ciertas especias de segunda, es decir, con vocales en segundo orden, que al atisbo de notarlas por encima de ellos, optaron por destruirlas con un sistema de palmas donde todo lo que estuviese en medio, estallaba.
Volvieron a la mesa de trabajo, reescribieron conceptos, redefinieron bosquejos, replantearon la incidencias de la combinación espacio-tiempo y... con un poco de trampa, arrancáronse cada uno un pedazo de su ser y, lanzándolos al aire, los pulverizaron de una palmada (combustión).
-¡Así!.- gritó uno mientras Así lo miraba revolviendo la fragua.
El salón estaba cada vez más iluminado, más repleto. Destellos, pequeñas chispas segregando nuevas formas, se esparcían sobre el ambiente. Uno de los presentes afirmó que se trataba de la inconclusa teoría de la “contracaptura del movimiento”, que difiere sobremanera de la “inmovilidad de lo quieto”.
¿Cuántos campos de girasoles pueden cohabitar en un solo girasol?...
Aquello que comenzaron, soplando una diminuta partícula de lo que no era; echó a crecer, y a desarrollarse. Tanto, que-- -¿Girasoles?.- interrumpió uno mientras el resto miraba al que formuló la interrogante... Rápida y heliotrópicamente corrieron en busca del libro de recetas. Entre manos, gritos y quejidos, volcaron aquello con todas las señales y botones necesarias para guardar fielmente y como era usual, una descripción impecable de los hechos que determinaron la catalogación de una existencia que acababa de ser accidentalmente celebrada...
Antes que la luz y la oscuridad, primero, fue la pregunta...
Y a posteriori todos, las copas alzadas, brindando, festejaban vitoreando la respuesta:
¡GIRASOLES, GIRASOLES!.
Aquello se hizo inconmensurable; tanto (y aquí el libro prosigue desde dónde se lo interrumpiera) que los que por entonces se llamaban por el inicio de su palabra de origen, quedaron pequeños a las cueces de sus creaciones.
Tanto, que se transformaron en palabras. Palabras no sujetas a ningún estado.
A los manteles del apetito de una larga labor, aquellos que dejaron de ser, sentáronse a la mesa para cenar, bajo los albores de un infinito compuesto cuyo dominio, al tiempo que los observaba ajeno, lentamente los albergaba hasta absorberlos.
Dirás que esto no es más que una pura y absurda fantasía, pero recuerdo el golpeteo de la cuchara de madera de Así, dándole con la panza en el mano pintada de Dónde al intentar este -Este, que era algo inquieto, ese día estuvo sumamente calmo; como desprendido de sí, enamorado...- alcanzar la fundición de una joven principiante que optó por cultivar un rincón rodeado por un sueño que tuvo al encontrarse con su creación antes de ser concebida y llamarla por su nombre en un sonido irreconocible...
Sin embargo Tierra tenía plena certeza de algo que aún le era desconocido... y no, no somos nosotros.
Que Este no había olvidado lavarse las manos, que prefería, sonriente, llevarlas llenas de ella.
Tierra ama a Este rinconcito del corazón... pero las manos Tienen que, o el mismo se las lavará.
Es en esa estación, en ese paso que nos detiene y recorre por dentro que, cuando decidimos, abrimos lo más íntimo de nuestros miedos y nos llenamos.
La panza de un alma satisfecha y la de su mano intentando alcanzarte.
Creerás que la mano pintada es irreal, que la tuya lo es menos porque te sostiene la sien, te rasca, te acaricia... y es la mano de alguien más.
Parecer un juego ilegible puede, pero... ¿no te divierte?.
¿Cómo explicas que un adulto deje huellas de pies pequeños al andar?.
Al galope de tus arbitrios, lo que aquí permanece en palabras, alguna vez fueron dioses.
(seis individuos con una letra)

20.7.06

amigo

memento mori
...feliz día.

19.7.06

la niña de david

bb"Los valores del hombre han sido ultrajados por miles de años. Nuestra raza, nuestra historia, se ha visto desde tiempos antiguos diezmada por el barbárico acto del odio, el resentimiento, la inmisericordia. Nuestro pueblo ha soportado el castigo de Dios y el castigo del hombre. Hemos vivido el sufrimiento como nadie. No hay quien pueda venir aquí a decirnos que no estamos haciendo justicia en contra de aquellos que vilmente nos han atacado y asesinan a nuestros hijos, dejando en ruinas aquella humanidad por la cual velamos y seguimos luchando. Nuestra sangre no será derramada en vano. ¿Quién puede decir que no somos víctimas de los holocaustos que la semilla humana engendra en los que nos miran diferente?. Millones han perecido. Millones han sufrido. Conocemos el dolor. Somos millones que no tuvimos voz y hoy sólo pedimos lo que nos pertenece. Sólo pedimos que nos devuelvan nuestras vidas..."

Así se dirigió al mundo, ensombrecida figura paternal con aires de panzas hinchadas y condecoraciones prolibertarias, promoviendo a su nación, a sus pares, como los mártires de la civilización humana, los alfas destinados a la salvación de los avatares de este mundo.

Disculpe, solicitó amablemente el destello de una silueta en apariencia acérrima y distinta para la del hombre de grandes salivaciones... ¿Puede usted comparar ese sufrimiento que describe -cualificarlo, cuantificarlo- con el de esta pequeña de tres años que sobrevivió a un bombardeo bajo toneladas de escombros, que perdió a toda su familia, que por la gravedad de sus heridas no podrá engendrar vida alguna en su cuerpo entonces deshecho y que hoy está aquí, gracias al sacrificio de una sola persona contra el exterminio inmaculado?.

Y el hombre en vísperas de verse en un aprieto declamó triunfante...

"El ojo justo del gran Yahvé suele encandilar hasta al más noble de los corazones que, siguiendo sus palabras, actúa de buena fé y en consecuencia, acaece el mal sobre la semilla de su enemigo..."

Es verdad, dijo aquella voz calma... pero esa niña, envuelta en un manto de cadáver poco mayor que ella, esa pequeña con un corazón para siempre aquejado y frágil, también es judía... ¿Cómo hace ella para que le devuelvan su vida?, ¿Debe reclamarlo a su enemigo?... ¿Y dónde está el enemigo entonces?. ¿Está en ese cuerpo palestino que brindó la suya por la de ella sin pedir nada a cambio, que fue el primero en escuchar su carne desgarrada y sus huesos quebrados para lograr que ella esté aquí, para recordarnos que el único enemigo, radica en nuestros corazones, si es que lo dejamos?. ¿Importa la procedencia, la diferencia, la tierra, el origen?.

Respóndase cada quién a sí mismo estas preguntas.
Si miras en lo profundo de los ojos de quién dices odiar
...te verás a ti mismo.

16.7.06

a la carne de las flores

Le acercó al hombre de acero una duda irrefutable...
¿Por qué eres tan humanamente aberrante, tan lleno de eso que no nos hace iguales y nos separa, nos diferencia?.
A la luisa de sus marambios y fortalezas, se le dilató el nudo de su garganta y el corazón de a poco lo envenenó hasta adormecerlo. Antes que algún testigo cualquiera notara su ausencia, como el autor de un libro cuasiperfecto que se encarga de silenciar a los lectores que quieren echar luz a sus defectos de escritor mondongo, simplemente optó por convertirse en recuerdo.
Las sirenas suelen sonar cada vez menos.
Es que ya no quedan tantas urgencias, heridos que socorrer, muertos... ya no quedan.
Estamos en un globito más irreal que las caricaturas y las fantasías del cine mudo. No por ello es más negro y de labios rotos, entumecidos por los golpes.
¿Cuánta gente dirías que perece en el mundo cada día?. ¿Conoces a alguno?. ¿A cuántos matarías?.
Tengo un organito de aire dentro. El cardiólogo dice que es un soplo; yo digo que es un organito. Como ese que funciona girando una palanca... ¿O era una caja de sorpresas?.
(mi corazón me traiciona)
Y ella, la de galera, galaxia y curioso horizonte vertical, se me suscita en el ombligo.
El amor entre dos mujeres. El amor entre dos hombres.
El amor de un hombre que no grita, no provoca el pánico hasta destrozar la vía publica y todo en un radio que no alcanza a percibir quien estuviese a veinte pasos de niño del epicentro.
Llovieron estrellas sobre Beirut.
Anduve lo que a un azar de pies descontentos, les lleva andar con un diablo escombro.
Parafraseando a los diestros del fin del mundo, lo mejor es citar a ninguno.
Quisiera estar esta noche, caminando por la luna, solo. Sólo que no podría. Moriría.
...pero estaría solo. (y no quiero estarlo)
Hasta el más bruto de los escarabajos es inconforme. No tientes tu suerte de seguir siendo cucaracha. Hace frío. Algo está duro en mi estómago. Hace mucho frío. Está tibio. Veo el vapor saliendo de la herida. ¿Qué es esto que no siento de la cintura para abajo?. ¿Por qué me siento comprimido?. No puedo hablar; me cuelga la lengua del agotamiento, me falta la quijada... una flor.
Estoy aplastando una flor con un resto de cuerpo que, no creo me pertenezca. Cuelga de mi por el borde de una costura de huesos desarmados, pero no parece...
¿Dónde está mi cuerpo?, se pregunta la flor viendo al hombre desplomado encima.
Un hombre lleno de tanto acero que la misma luna colapsaría desorbitándose sobre sus propias entrañas.
Indestructible.
El placer de ser algo aniquilable y residir en cualquier parte está en la travesía de un estado a otro... no necesitas pasaporte.
Un sorbo más, uno más.
Tu beso opaco y contenido.
La flor no puede huir, no perece. Se alimenta de la sangre.
Tose y vomita porque se atraganta de la ansiedad de alimentarse para no morir. Le importa poco todo lo demás.
Con suerte, sea escogida como la flor nacional de alguna nación por existir.
Tal vez entonces, después de haber acabado con todos, el hombre de acero despierte de su sueño y responda colocando la palma de su mano llena de flores sobre quién le hizo la pregunta, y presione hasta perforarle el cráneo antes de que la asfixia se le adelante.
Agradecida la flor, una última comida no se le niega a nadie...
...salvo que uno sea la comida.
Recuerda; el hombre de acero, puede ser un jardinero cualquiera.
Saleros...
De haber habido más, la historia con las babosas hubiese sido diferente.