18.8.06

cruzadas

Para una mujer rota un zurcido. Para un hombre descosido una aguja.
Con este lema solían los alfiles entrar en batalla citando las primeras palabras de su Señor.
Y esto en pro del arzobispado de avispas legionarias que derruían poco a poco con su veneno las cabezas de sus fieles seguidores.
Vieras que monástico el paisaje de niños con las cabezas moradas y enormes, incapaces de conciliar el sueño, aún rezando a los aguijones latiendo en su carne poco antes de ser devorados por las alucinaciones de un sueño cubierto de arenas negras...
las diagonales de los alfiles se truncó cuando uno de ellos se vio cara a cara con su creador.
-Pero te creía... nos dijeron que...- musitaba el noble alfil de penacho crespo y frente cincelada por la sequedad de los días libertarios.
-También yo...- y el creador sonrió.
-Y todo este tiempo... ¿Dónde estuviste todo este tiempo?...- indagó mordiendo el polvo de sus labios mirando el atuendo en ruinas de su hacedor.
-Aquí... enterrado... me han dado mucho trabajo, sabes...- asentía suspirando una resignación insatisfecha.
-No logro comprenderte, pero... tus manos.- las manos del creador estaban llenas de marcas de piquetes. –Debes de haber cosido mucho, te has lastimado tanto...- le dijo tomándole las manos y viendo como parecían abrirse entre las ajaduras.
-Me han lastimado mucho criatura...- en ese momento el alfil dejó que las manos se soltaran cadenciosamente mientras su rostro se pasmaba.
-No es posible, nosotros, tú... No puede ser, te equivocas...-
[segunda regla de la humanidad: cuestionar a su creador. La primera es atribuirle lo que no puede explicar por su propia razón y divinidad]
-Las marcas que tengo en las manos son de los venenos que ustedes mismos se inflingen. Debo permanecer sepultado para que la tierra los absorba. Mi sangre no alcanza para salvar a los más pequeños y nada puedo hacer por aquellos convencidos de morir en mi nombre, salvo esto...- el alfil lo miró con desconcierto. –Coser sus mortajas si se llegan a hallar sus restos...- dejando escapar lágrimas que traducíanse en cantos de aves y se elevaban para que nadie pudiese decir en vano que vio a un dios llorar.
El alfil no supo qué decir.
Aquella figura celestial era más humana de lo que él era... y sorprendido de sí, atravesó el corazón de aquél ser puro e imperfecto impactando contra sus costillas, quebrándolas...
Su estilete era el que no dejaría de llorar ahora.
La labor de un alfiletero, no debiera ser la de enterrar a sus muertos.

[la carne de tus sueños]
Para echar raíces, no necesitas tierra.
Aprende de las orquídeas.
Échate en la niebla de un amante y vierte tus raíces.
No importa que su cuerpo esté lleno de espinas.
Ninguno se dañará.
Para que duela menos, aférrate más.
Que los colmillos se hundan hasta que le duelan con su amor, para que el amor no duela.
Para que el amor no distinga ni sea percibido sino en esencia.
Como la bruma.
Como la piel de las orquídeas.
Échate sobre las raíces de un corazón epífita,
y haz de tu ser niebla, orquídea; y tierra.
...aunque ya no la necesites.
[el hueso de los míos]

11 comentarios:

Antoinette dijo...

Soñando con alfileres y orquídeas te encontré...

bacio!

Anónimo dijo...

echando raíces en agua, en eso estoy.
besos

estenoesminombre dijo...

Antoinette,
¿Me encontró?... y yo que me sabía tendido paciente, me encuentro que estaba perdido.
Espero haberme comportado como buen sastre y jardinero en su sueño.

Besos Antoinette


Dea,
Espere que me fijo bien en el significado de la palabra no sea cosa que su sentido es más amplio y en mi ignorancia refuto desde ese recoveco...
AHHHH... Molto Bene!!!, en superficies acuáticas también!.

Y no sé por qué, pero me acordé de la germinación de la escuela primaria, jajaja.

Besos Dea

the matrix has you...]

Antoinette dijo...

No estabas perdido, es sólo que yo venía pensando en aureolas y pajaritos y me tropecé contigo echado en el césped.

bacio!

estenoesminombre dijo...

¿Y a dónde estaba mirando Ud. para tropezar con semejante elefante?.
¿Segura que no era otro elefante o algo parecido a un elefante?. ¿Tenía un flequillo flequillo medio rubión y enrulado?.
Lo de los pajaritos me gustó, lo de las aureolas paso (con esas cosas soy abstemio).
Ya sé que parezco catequista, pero nada más lejos de mi. Nunca terminé catecismo al caso (esto de que respondan con bolitas de natftalina no me cae bien ahora y no me caía bien entonces).
Me alegra que tenga tanta pasión Antoinette. Mantenga ese espíritu y esa mirada.
Sigo hallando fascinante las variaciones que ofrece un escrito. Las miradas, itnerpretaciones, sensaciones e impresiones que genera.

Muchas gracias por sus palabras.

Bacci

Libelula de Acero dijo...

Quiero un zurcido.
Heme rota.
Quiero ser orquídea... Aunque ya me haya puesto a ser violeta!
Hola Estimado....

estenoesminombre dijo...

Hola Estimada...
Que bueno saberla.
Y lo que es, es lo que la hace una orquídea (pese a haberse puesto a ser Violeta).

Muy bien. Le hacemos el zurcido. Mis agujas, sus sedales, su sonrisa, mis dedales.
¿Acepta?.

Cuando nos vamos desmadejando en el otro, también nos abotonamos.

Besos y zurcidos, Libélula

Antoinette dijo...

Iba mirando mi reflejo, por supuesto! Recobré un fragmento de mi corazón y lo uso para mirar la hermosa tiara que me forjó un cariño indolente. Soy tan cándida, soy tan rubia, soy tan ilusa...

bacio!

estenoesminombre dijo...

Antoinette,
¿Qué le anda pasando?.

bacci

Antoinette dijo...

Me está pasando que me sigue la renuncia para que la tome como escudo...
Yo tampoco comprendo. Qué no comprendes?

bacio!

estenoesminombre dijo...

¿Reunciar a qué o quién?. ¿Y por qué escudarse en algo así?.

Me cuesta entender a veces Antoinette. La mujer es una música virtuosa a la que hay que aprender a escuchar e interpretar. Incluso cuando desafinan.

Por eso preguntaba, qué le andaba pasando.

Bacci