14.6.07

session #8

(la anarquía de un paralelo vinagre)
Anarit entró viendo que su paciente ya estaba dispuesto en el diván.
Se saludaron cortésmente dándose la mano como era habitual en ambos. Desde ahí, lo que vendría iba a ser atípico para los dos... tal vez más para la secretaria de Anarit.
-¿Algún progreso esta semana... cómo resolvimos el tema del frío?.-
Bueno, por el momento lo de siempre; soplo la cucharada de helado antes de llevarla a la boca.
-¿Sigue odiando a los relojes?.-
Mucho. De los cuatro que tenía en la habitación, uno se quedó sin baterías.
-¿Hizo la tarea?.-
Mmm... sí.
-No parece estar muy convencido. A ver, lo escucho...-
“Me llevó tiempo entender la consigna, creo, pero me dispuse a escribir lo que surgiera -como me dijo usted- y en un punto me vi reflejado. Esto es lo que estoy escribiendo en este momento, esto es el puro pensamiento en bruto, más allá de una encomienda. Quisieras ser una roca, quisieras extirpar la mirada ajena. Ahora, a ti mismo, dime algo de mi que aún no sepa... tengo hormigas en el baño que disfrutan llevarse pedacitos de grasa de mi cuerpo... eso ya lo sabía; dime algo más... no leo diarios ni revistas, no veo noticieros, no escucho noticias... vives en una burbuja... no, simplemente no es algo que modifique mi existencia...
¿Y eres esto?... ¿preguntas si soy el mismo que se echa a tomar siestas en la alfombra de su habitación rodeado de papeles y lapiceras con anotaciones sueltas?; sí, lo soy.
Hasta hace poco creí que tenía una tolerancia al dolor por encima de la media. La tengo, pero ella es más fuerte... ¿ella?... ya sabes quien es, no hay necesidad de nombrarla... ¿la quieres?... esto no es parte de la tarea... no se supone que lo sea... no voy a desdoblarme teniendo un diálogo conmigo mismo por un ejercicio para sumergirme en mi mente y cumplir improvisadamente con una presión de un agente externo que me pone en esta diatriba...
Ayer vomité; creo que me hubiese disparado en la cabeza para descomprimir el dolor.
Mi piel descomprime así la sangre a veces; si se la aprieta.
¿Y esa cicatriz en el entrecejo?... Ahh, me la hice... ¿Con qué?... No, no. Me la hice yo. Con los dedos... ¿Y no te dolía?... Sí... ¿Tienes más cicatrices?... En la rodilla, en la mano derecha, en uno de los meñiques del pie, pero no recuerdo cual; en la espalda... ¿Quieres hablar de eso?... No.
Aquí -sigo escribiendo- hice una pausa porque lejos de tener un bloqueo, sentí que se me había caído un muro encima; una muralla que- -
Cuando escribo en casa uso biromes BiC de trazo grueso; azul y/o negra... ¿No otra?... No.
Hace un buen rato que no leo cuando viajo. La peste, a propósito de las enfermedades que se pescan en ciertos medios de transporte, todavía no lo terminé y ya empecé a leer El Arte de La Retórica de Aristóteles. Es un buen libro. Saber cómo dirigirse a alguien con la elocuencia y elementos suficientes, conocimiento, para persuadirlo es fascinante. El hacerle creer al otro que fue él quien tomó una decisión que de antemano, fue uno quien la dirigió... este el lado más oscuro, la manipulación... ¿Cómo no sé entonces si esto no es un juego psicológico?... ¿Cómo va el trabajo?... Bien... ¿No estás feliz por tu viaje?... Creo que los demás depositan más expectativas de las que yo demuestro... a lo mejor se dio en un momento donde a mi corazón no le importa tanto eso... no es un sitio que conozca, pero he viajado a pequeños paraísos que es posible nunca vuelva... ¿Y entonces?... y entonces es su nombre el que vuelve... ¿Consideras un paraíso el acompañar a alguien que está muriendo?... No lo sé... es algo difícil de reducir a palabras... ¿Te gustan los niños?... sí; disfruto mucho viéndolos. Las oportunidades que he tenido para relacionarme con ellos, me siento muy bien; a veces más que con un adulto. No hay complicaciones, no cuestionan el afecto, el por qué uno hace cosas que para ellos son naturales, espontáneas, obvias... ¿Te molesta que no te den afecto?... Me disgusta que se cuestione la naturaleza del afecto... Me afecta, ya sea que me entristezca o me de rabia, que llore o me escude en una risa burlona; me sacude... ¿Y?... y eso; no voy a ir por la vida como una marioneta viendo hasta dónde tenso los hilos de mi sentir. En ese aspecto doblego a mi destino... Nadie puede ir en contra de su destino... Yo sí; y eso lo confirman los niños cada día con su espíritu y soltura, con su juego. Lo confirmo al confiar en alguien más allá de los resultados; lo confirmo llevando una golosina a una persona a quien quiero y, por su estado de salud, con justa razón se encapricha (con esa ternura de los niños), me dice que no quiere (que sí quiere, pero que no se siente bien como para) y yo que me siento un tonto desubicado (y ella que me dice todo lo contrario). Acto seguido, termino comiendo el chocolate mientras reemprendo la marcha por donde había ido... ¿Qué significa eso?... Que no puso en tela de juicio mi obrar, mis sentimientos... ¿Pero nunca te equivocaste?, ¿Alguna vez no correspondiste a un corazón de esa misma manera?... Varias veces cometí errores y también herí algún corazón casi hasta romperlo; no es algo que me enorgullezca... No conduces, bebes y fumas con muy escasa frecuencia, el fútbol no está dentro de tus aficiones; ¿Eres homosexual?... No lo soy, aunque hay quienes si lo han pensado o lo piensan. Algunos me lo han dicho... ¿Y qué te completa?, ¿Qué te hace sentir vivo?... Este pequeño punto del universo, este momento que, de poder hacerlo más pequeño, tendría el tamaño de un ombligo aún sin nacer; su vocecita prendada a un lado dentro de su corazón, cada vez que presiente al mío cerca... ¿Ella?... ella... ¿Y si no es ella?... Me lo hará saber haciéndomelo sentir de esa forma...
¿Eres higiénico?... Limpié el teclado de mi computadora; por dentro y por fuera, pieza por pieza, quitando cada tornillo... No contesta eso a mi pregunta... No, no soy higiénico, pero me lavo y me ducho a diario... ¿Eres ordenado?... Hasta que el orden se convierte en un laberinto y no encuentro lo que busco...¿Mientes?... No mucho. Lo hago muy mal, no es lago que me guste... ¿Haces las cosas que se te piden que hagas?... Intento hacerlas, sí. A veces no las hago tal y cómo se espera que las haga... Si un lugar te resulta incómodo y te sientes mal, ¿qué haces?... Me voy. Si me quedo con ese malestar y no me voy, posiblemente me descomponga, me ponga de malas o me desmaye. Es probable también que, volviendo un poco a la pregunta anterior, haga las cosas a disgusto o, no haga y/o deje de hacer las cosas... ¿Y si fuese una persona quién te hace sentir mal?... ¿Sólo mal?... Es cierto, ¿Si no te hace sentir a gusto tampoco?... Haré lo posible por irme pronto... ¿Has estado entonces en lugares que no te agradaba estar o con personas que no te generaban compartir algo, y aún sintiéndote mal, extraño, ajeno, falto de interés, abrumado; te quedaste?... Sí; ¿qué imbecilidad, no?... ¿Crees que eres un imbécil?... ¿Crees que me lo creo?... No... Que bueno que pensamos lo mismo... ¿Piensas que te hace falta ayuda terapéutica?... No es eso lo que busco. Busco una guía, elementos que me permitan hacerme de herramientas nuevas cuando me hallo fuera de mi eje en términos de haber perdido el rumbo... ¿El rumbo?... Sí, sentir que moriré solo, en la calle, completamente loco y olvidado por el mundo... ¿No es un tanto exagerado?... Cuando se piensa eso a los diez años con un cierto historial familiar que a futuro se carga de otras imágenes y sensaciones, de historias, verdades y engaños; ¿es exagerado?... ¿Hablas solo?... Sí.... ¿Hablas contigo mismo o con otros?... Las dos cosas... ¿En lenguas?... Incluso en lenguas que no existen a las cuales les agrego el lenguaje del cuerpo... ¿Hablas con dios?... Le hablo a algo u alguien que está arriba; podría ser simplemente que le hablo al techo del ambiente en el que me encuentre o a una rama o cúpula cuando estoy mirando al cielo, o a una nube. Y le hablo, le despotrico... ¿En lenguas?... A veces también en lenguas, sí... ¿Y responde?... A veces responde o respondo por él, no lo sé. A veces la respuesta está en mirar a los lados y capturar algo que esté sucediendo. No soy muy creyente; suelo maldecir bastante... ¿Mucho?... Lo suficiente como para que no me importe si quienes no valoran la vida, se mueren o se matan; los mueren o los matan... ¿Te crees a la altura de esa afirmación?... Sí, tanto como sé que podría asesinar a alguien con las manos... ¿No despierta miedos una afirmación así?... Es posible... ¿Y no tienes miedo de eso?... Sé que nunca estuve envuelto en peleas o sucesos de violencia; no me gustan, no me interesa participar de ellos, no los busco ni los promuevo. Nada de eso quita que sea un ser sumamente violento y refinado, que si pierdo el control y llego a esa última opción, no la utilice... ¿Refinado?... Sí; saber instintivamente dónde dar el golpe para efectivizar el sufrimiento y no malgastar energía. Como el lobo que sabe dónde morder para paralizar y matar a su presa... ¿Sigues creyendo que tienes veneno en la sangre?... Mi sangre es veneno.
¿Y cómo se puede confiar en alguien que puede desencadenarse hasta demoler paredes, que es capaz de hundirle las costillas a alguien a patadas?... No lo sé; no soy un salvaje, no soy un matón. No tengo un instinto primitivo o de disfrute sobre el dolor... ¿Esto es algo que mantienes en la esfera de tu interior, en lo profundo, para que nadie lo sepa?... No nadie... Pero entiendes que no es algo que se suela comprender... Es algo como el cuestionar por qué uno se brinda a corazón abierto y confía, o por qué se nos etiqueta con motes y personalidades y cualidades... ¿Por ejemplo?... Creer que soy inteligente, culto, intelectual... ¿Y no lo eres?... No me importa. Verme con lentes, usar cierto vocabulario al expresarme, razonar, construir esos razonamientos en base a sentires, personas, momentos, leer libros; nada de eso me hace intelectual... Pero es un reconocimiento... ¿Basado en qué?. En que me lo dice alguien que cree que se conoce por completo y tal vez tenga mi edad, o en alguien que cita y parafrasea la versatilidad de pensamientos de otros?... ¿Eres soberbio?... Creo que hay verdades absolutas las cuales pueden ser transitadas a lo largo de sus extremos... ¿Eres peligroso?... ¿Es malo serlo?... ¿Qué es lo que sabes con absoluta certeza?... Que moriré y no pienso volver... Eso último es un tanto espiritual, ¿o no?... ¿Y qué si lo es?. Tengo espíritu. Nada tiene eso que ver con profesar una religión... ¿Escribes entonces un poco como endiablado?... ¿Poseído?. No lo creo. Eso me hace reír... Se dice por ahí que nunca escribes de ti, que nunca estás en las historias que cuentas; y hoy estás aquí... ¿Estoy?... Disfrutas el sembrar dudas... Disfruto.
Retomando un poco algo vinculado a los niños y a aquel niño de diez años; ¿crees que algún día lo...?
¿Qué lo veré de nuevo?; no lo sé. Creo sí, que no determina quién soy y cómo soy hoy. Desearía que esté bien y que sepa que estoy bien, que sepa que alcancé algunos de mis sueños, que los estoy viviendo, que han surgido otros nuevos. Que vea en el hombre que me he convertido y se sienta orgulloso... ¿Y el no hacerlo no te limita a seguir adelante?... No, no lo creo... ¿Y si fallece y no te enteras o te enteras demasiado tarde?... ¿Tarde para qué?. Que tenga ciertos deseos, no significa que no haya resuelto cosas de mi pasado con él, con la imagen de él en mi mismo y por ende, conmigo mismo. El, aún en su ausencia, ha estado presente como padre; ya por la falta de presencia concreta, ya por las huellas en mi dejadas... ¿Te pareces a él?... Un poco... ¿Tienes buenos recuerdos?... Sí... ¿Y lograste encontrar el equilibrio con los malos?... Sí... ¿Lo perdonaste?... Desde el primer día que sentí que no íbamos a vernos más... ¿Y no lo verás más?... No lo sé... ¿Crees que serás un buen padre?... Mi deseo es que sí, aún cometiendo errores. Quiero seguir creciendo, dar lo mejor de mi; ser un hombre...
¿Y cómo pasamos de soplar el helado a esto?... Como de la boca fresa al beso lexington sobre un mapa y dos cuerpos... París... et la parisiene Japon aussi.. finales... raíces...”

-Muy bien, hemos concluido por hoy. Noto un progreso en el campo de la autointrospección muy productivo. Me alegra mucho.-
Gracias... Ehh, ¿doctora?...
-¿Sí?.-
Tome.
-¿Me lo va dejar?.-
Es que, algunas cosas ya las conozco, otras las fui conociendo. Escribirlas me abrió otras variables y a lo mejor a usted le dan también una perspectiva diferente que pueda ser útil para los dos. Algo que a lo mejor aún no estoy viendo con claridad o no quiero ver, no lo sé. Quiero decir, su lectura seguro habrá de ser diferente a la mía y seguro aportará algo positivo.
-¿Me podría explicar cómo es que es así, con esa calma que pareciera que nada lo alcanza, que pone todo a distancia y sin embargo...?-
¿Qué todo me traspasa quedando algún resto -esquirlas- dentro y fuera de mi piel?.
-Sí.-
Sólo aquello cuyas cualidades y propiedades, por su naturaleza, y me atraviesa, queda sembrado en mi piel y crece. Sólo aquello en la medida que yo lo permita.
-¿No pone límites para no dañarse, no sufrir?.-
Usted sabe que sí. Lo que no hago es oponerlos.
-¿Me deja decirle que es usted “un loco lindo”?.-
Jajaja, eso podría dejarme secuelas, jajajajaja... Yo también la quiero, doctora.
El paciente se fue satisfecho. Mismo la doctora al salir del consultorio. Había sido un día fructífero.
Al salir, ni la doctora ni el paciente se percataron de las muñecas de la hija de la secretaria, que esperaba a su madre. Ajustadas, con unos puños de volados que parecían estar cubiertas por capullos de jazmines; la perfección que dan a las manos la fuerza para graciosamente vencer a la gravedad, ocultas, ansiosas... así permanecían aquietadas sus muñecas.
Anarit tardó en reconocer que la hermosa pollera roja de su secretaria, era la misma pollera blanca del día anterior; que hoy, con la hija estrangulada en el toilette, goteaba.
(en Francia también se puede morir por cualquier cosa)